Sr. Director:
Anatomía de Grey – nombre tomado de un famoso manual de anatomía, el Gray, desde hace unos 30 años – ha sido la segunda serie más vista en Estados Unidos.
Su protagonista es Meredith Grey, cirujana interna de primer año en el hospital Grace de Seattle, que junto con cuatro compañeros de promoción de Harvard, nos invitan a vivir sus vidas, un tanto azarosas.
En el primer capítulo, Meredith encuentra a un atractivo joven en un bar y terminan en su casa.
El susto es mayúsculo cuando descubre, a la mañana siguiente, que el hombre con el que se ha acostado, Derek Shepherd, es su jefe en el hospital.
Todos los capítulos giran en torno a esta relación peculiar, llena de vaivenes y avatares; sus compañeros no le van a la zaga y así veremos cómo Cristina se va a vivir con un cirujano o Izzie se enamora de un paciente.
Podría decirse que la película se centra principalmente en los personajes femeninos, siendo los masculinos pura comparsa necesaria para los primeros.
Hasta aquí podríamos encontrarnos ante una serie cualquiera, que reúne todos los ingredientes para entretener al telespectador.
Lo que me preocupa es el tema de los valores que transmite, mejor dicho, la ausencia de ellos. Los personajes, si bien presentan ciertas características positivas, se presentan movidos por impulsos, sin una base sólida a la que aferrarse y parecen encontrarse muy solos.
En cuanto a Doctoras de Filadelfia, el enfoque es muy distinto. "Lu", Luisa Delgado, es una doctora que tras ser madre soltera en la adolescencia, consigue ser médico y dirigir un hospital, el Rittenhouse, en el que se da asistencia gratuita a mujeres de barrios pobres.
Sus compañeros de trabajo, que varían a lo largo de la serie, son en todos los casos personas de gran interés humano y profesional; podríamos decir que todos ellos son políticamente incorrectos, lo que suma muchos puntos a la hora de hacer una valoración sobre la serie.
Valores como la integridad, el afán de superación o el darse a los demás son habituales en la serie, cosa que no ocurre en Anatomía de Grey, donde los personajes están demasiado ocupados consigo mismos para "ver" a los demás.
Lu deberá afrontar muchos dramas, entre ellos el de decidirse a tener un niño que parece tener anomalías genéticas. Ella no lo duda ni un instante, a pesar de que su marido no lo tiene tan claro, abrumado por la situación.
Incluso la recepcionista Dana, antigua prostituta a la que Lu da trabajo, consigue graduarse en psicología y realizar un gran trabajo desde un puesto que podría haberse menospreciado en otras series.
Aquí, todos los personajes tienen algo que decir, incluso los más secundarios. Para completar la oferta diremos que los casos médicos que se nos presentan están tratados con gran rigor y los tratamientos que se ofrecen son de vanguardia.
Queda claro con cual de las dos series nos quedamos, independientemente de premios y número de telespectadores, de actores rutilantes o de soluciones de casos efectistas.
Una pena que Doctoras de Filadelfia se haya emitido en canales de pago o autonómicos, perdiéndose así la posibilidad de acceder al gran público en horario de gran audiencia.
María Teresa Vaquero
maite_vaq@yahoo.es