Sr. Director:

 

El pasado día 18, en torno a las 11 de la mañana, coincidí en el aeropuerto de Madrid Barajas con uno de los últimos grandes defensores del progresismo, las libertades y, por ende, la igualdad de los individuos. El señor Almodóvar, acompañado de un grupo de amistades no menos conocidas, como la señorita Bibiana Fernández, entre otras, despertaba los comentarios de las personas que allí se encontraban. Incluso algún extranjero señalaba con el dedo y le indicaba a un compatriota que era un famoso director y actriz españoles.

 

Me llamó la atención la inusual espera que había en el control de pasaportes por la gran afluencia de viajeros. Sin embargo, no fue lo que más me sorprendió. El señor Almodóvar y comandita, ni cortos ni perezosos, haciendo gala de su gran progresismo y respeto a los demás, avanzaron directamente hasta la entrada del control policial y, sin esperar la correspondiente fila, accedieron al interior. Algún viajero se atrevió a intentar evitar que se le "colaran" pero con escaso éxito.

 

Señor Almodóvar, progresista sí, defensor de las libertades si. Pero igual que el resto de los mortales NO. Él pertenece a otra clase y con su actitud lo demuestra.

 

Gonzalo López-Barajas