Sr. Director: 
La tasa de ahorro de las familias españolas se situó en casi 5 puntos por encima del mismo periodo en el año anterior.

 

Los datos oficiales del Instituto Nacional de Estadística revelan que dicha tasa se encuentra ahora en más del 14 por ciento de la renta disponible, el nivel más alto de una serie que se elabora desde el año 2000.

Como es notorio, estamos ante un efecto directo de la crisis, producto de un reflejo psicológico que repercute negativamente en la inversión y en el consumo. Los españoles tenemos miedo a la situación económica y el Gobierno no consigue transmitir confianza por mucho que nos haya hablado de brotes verdes y de conspiración ahora, o que mejoren coyunturalmente algunos datos.

La gente guarda lo que tiene ante el temor a que las cosas vayan a peor, especialmente en aquellos hogares donde el paro es ya una trágica realidad o amenaza a quienes todavía conservan el empleo.

En estas condiciones, se crea un círculo vicioso que reduce el consumo de aquellos bienes que no son estrictamente imprescindibles y prolonga -a veces en exceso- la vida útil de determinados productos que necesitan una renovación periódica.

De este modo se pierde, claro está, calidad de vida pero además se hace imposible una reactivación del consumo, situando a muchas pequeñas y medianas empresas ante al opción dramática de cesar en su actividad comercial o industrial.

Xus D Madrid