Los bancos españoles se despeñan en bolsa y los rumores sobre su situación afectan, no ya a Bankia o a Sabadell y Popular, sino a los tres grandes: Santander, BBVA y Caixabank. El FMI, Bruselas y la reforma financiera de Zapatero han convertido la imagen en realidad: nos aproximamos al colapso bancario.
Ocurrió durante la entrega de los premios de la revista especializada Banca 15 en la noche del jueves. El presidente del Banco Popular, Ángel Ron, se refería a las arremetidas de los poderes públicos, por ejemplo del Fondo Monetario Internacional, pero sin olvidar al Comisario Europeo de Competencia, el español Joaquín Almunia, quien de forma bobalicona ha corrido el tópico de la necesaria capitalización de la banca española.
Ron se preguntaba lo siguiente: "¿A quién beneficia las amenazas del FMI? Porque si no beneficia a nadie, es que hay gato encerrado".
En definitiva, la que hace tres años era la mejor banca del mundo, la española, se encuentra ahora -ahora sí- al borde del abismo con posibilidades de colapso total. A las entidades de crédito españolas le han robado su crédito, a lo que ha contribuido la famosa reforma financiera. Y es que en banca la imagen crea la realidad.
Ahora sí, el Banco de España calcula que la banca española tiene un déficit de capitalización que oscila entre los 50.000 y los 80.000 millones de euros. Sólo en crédito promotor el conjunto de bancos y cajas puede afrontar unos fallidos de 200.000 millones de euros.
Por eso, en la segunda parte de la sesión bursátil del jueves 22, los dos grandes bancos españoles, sin duda los más solventes de la gran banca europea, caían en picado: el descenso del Santander superaba el 5,2 % y el BBVA el 5,1%, arrastrando al índice IBEX aunque siempre por delante de él.
En definitiva, ya no sólo son las cajas, ni Bankia, ni Caixabank, ni el Popular o el Sabadell o el Pastor los bancos para sospechar sino también los dos grandes grupos. El Santander vale ahora 46.000 millones de euros, un 31% menos que el 1 de enero, y el BBVA 26.000, un 28% menos que al cierre del ejercicio 2010.
¿Cómo se soluciona el problema? Pues suprimiendo todo tipo de reforma financiera y dejando quebrar a los bancos quebrados en lugar de salvarlos entre todos. Lo único de que debe preocuparse el regulador es de asegurar los depósitos de los clientes. El resto, que se apañen los inversores que son los que antes han ganado y ahora, si pierden, ganarán menos, no acabarán en la ruina.
Eulogio López
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