El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha levantado las medidas cautelarísimas que impedían cualquier acción dirigida a aprobar los nuevos estatutos de Caja Madrid para adaptarlos a la Ley Autonómica de Cajas vigente. De esta manera, el TSJM da vía libre a la reunión de la Asamblea General de Caja Madrid que el próximo lunes 23 tiene que votarlos.
Las medidas eran consecuencia de los recursos interpuestos por Miguel Blesa, actual presidente de Caja Madrid, y por el ayuntamiento que gobierna Alberto Ruíz Gallardón con el objetivo de cuestionar la constitucionalidad de la nueva norma. Si no se levantaban, la votación del día 23 habría sido imposible.
Ese día, para sacar adelante la norma, se necesita la mayoría de dos tercios de los 320 votos. Si no se consiguen los 213 votos necesarios, la Comunidad puede intentar pactar algunos cambios con los distintos grupos para aprobarlos en una convocatoria posterior. Entre esos grupos está el Ayuntamiento de Madrid, uno de los afectados por un cambio que le resta peso en entidad. Claro que Aguirre no parece dispuesta a pactar ese punto. Otra opción sería ganarse a otros impositores, por ejemplo los sindicatos, incrementando su representación. Pero si no se aprueban, la Comunidad de Madrid se encargará manu militari de imponer los nuevos estatutos a través de la Consejería de Economía. Eso sí, con algunas concesiones para no encrespar los ánimos más de lo que están.
El Ayuntamiento de Madrid ha anunciado que no interpondrá más recursos, pero Comisiones Obreras anunció este jueves con ir al Constitucional.
Mientras, la presidenta de la Comunidad se anota un tanto en su pugna contra Alberto Ruiz Gallardón, que pretendía el desgaste de Aguirre y de Rajoy. Si no hay más ases que sacar de la manga, el gran perdedor es Miguel Blesa, aferrado al sillón de la Presidencia. Y decidido a morir con las botas puestas porque el siguiente paso es la renovación de órganos. Con la nueva ley, la Asamblea de Madrid, controlada por el PP, será la encargada de nombrar a la mayoría cualificada de la Asamblea General de Caja Madrid. A su vez, la Asamblea General elegirá al Consejo de Administración de la caja y echará a Blesa. El proceso puede durar hasta septiembre.
A lo largo de esta batalla, los socialistas madrileños simplemente tenían que dejar que los populares se mataran entre ellos: pasara lo que pasara, el cainismo pepero les beneficiaba. Dijeron que se abstendrían para no bloquear a la institución, pero, los últimos rifirrafes con Aguirre podrían animar a Tomás Gómez a echar más leña al fuego una vez que Gallardón amaga con quitarse de en medio.