La lectura que propone la Iglesia para el sábado 30 de julio hace relación al jubileo (Lev 25, 1. 8-17). Muy útil para la actual crisis financiera que es, ante todo crisis de deuda pública. Es decir, crisis de políticos, de gobiernos, que han emitido deuda para ganar votos, sin pensar en el peso de los intereses que habrían ahogado la economía de la familias, que no de esos gobiernos, siempre dispuestos a emitir más papel para pagar los intereses del papel anterior.
Estamos en vísperas de la más que probable rebaja de 'rating' de la deuda norteamericana e incluso de un posible default. Lo curioso es que son los republicanos los malos de la película y de la polémica, mientras el responsable y progresista Barack Obama -según los medios hispanos- trata de contener el desastre. No hombre no, si lo que debería ocurrir es que se llegara aún más allá de lo que solicitan los republicanos (que es reducir la deuda): lo que debería ocurrir es que Estados Unidos quebrara… por la sencilla razón de que está quebrado.
¿Y por qué está quebrado? Por la alianza entre progresismo y capitalismo, la misma marca del Nuevo Orden Mundial (NOM). Obama no es el bueno sino el malo, malísimo de la película. Es el presidente irresponsable que ha entrampado a la primera potencia del mundo hasta las orejas y ahora pide, por responsabilidad, que le dejen endeudarse más: ya saben: correr con mangueras a las inundaciones y con barcas a los incendios.
Es el presidente que ha salvado a sus bancos con dinero público, y a sus aseguradoras, y a sus multinacionales del motor, y a sus empresas energéticas, a las que ha dotado de dinero nuevo –el que hincha la burbuja que nos ha llevado a la crisis-, para, al igual que Zapatero, hacerse el eco-verde –buena baza electoral- financiando energía renovables, carísimas e ineficientes, antes de dar marcha atrás por lo bajinis.
Otrosí, la deuda estadounidense ya supera el 100 por 100 de su PIB. Sus agencias de riesgo aprietan, no tienen otro remedio ante el escándalo del despilfarro Obama, pero le tratan mucho mejor que a España, cuya deuda supera ya el 60% del PIB, ¿Se imaginan que España estuviera en el 100 por 100? Los especuladores y nuestros queridos socios europeos -no sé si por ese orden- nos habrían fusilado.
Por cierto, ¿en manos de quién se quedan los norteamericanos tras haberse endeudado al límite? Pues en manos de los chinos, gente amante de los derechos humanos, que ya poseen más del 10% de la cada día menos soberana deuda estadounidense.
Conclusión, si no fuéramos tan papanatas, los europeos estaríamos deseando, no sólo que no saliera adelante el plan republicano sino que Estados Unidos entrara en 'default'. La quiebra es el único procedimiento que nos va a salir de la crisis: que quiebren los países quebrados y los bancos quebrados. Como en todo procedimiento de quiebra, será un tercero quien diga a quién se paga primero. Y, de paso, el pueblo, el norteamericano y todos los demás, identificarían a los políticos demagogos que nos han llevado a la ruina. La solución: anular la deuda existente –o al menos reducirla- y nunca más endeudarse. Sería, además, la forma de liberarse de los mercados.
Lo mejor: que Estados Unidos hubiera entrado en default. Me temo que no hemos tenido tanta suerte y debemos conformarnos con el acuerdo entre republicanos y demócratas para seguir emitiendo deuda con la compensación de una reducción del presupuesto, especialmente en Defensa. Es decir, pan para hoy y hambre para mañana. Los especuladores, perdón, los mercados, han reaccionado con entusiasmo, al alza. Recuerden la otra noticia financiera del día: el HSBC, el mayor banco del mundo y uno de los más especuladores, se dispara en bolsa. ¿Razón? Que ha realizado una reducción salvaje de plantilla. Esto es lo que valoran los mercados.
Al final del camino, está la solución del jubileo, condonación parcial de la deuda y nunca más la deuda. Fue lo que propuso Juan Pablo II para el año 2000: no le hicimos caso y ahora estamos como estamos.
Eulogio López
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