Algunos lectores me corrigen y, como casi siempre, con toda razón: en mi artículo del pasado lunes 30 no identifico con claridad los partidos políticos españoles que considero respetan los cuatro puntos no negociables para los políticos, los cuatro puntos que explicita Benedicto XVI en Sacramentum Caritatis. Pues bien, aunque uno de ellos, Solidaridad y Autogestión Internacionalista (SAIN), está a medio camino entre una asociación y un partido, publico aquí las páginas WEB de estas cinco formaciones: Familia y Vida, Alternativa Española, Comunión Tradicionalista Carlista, Solidaridad y Autogestión y el Juan Sánchez Galera, se presenta en Madrid en las listas de Alternativa Española, de Rafael López Diéguez. Familia y Vida, presidida por Marcos Lizarbe, se ha negado a entrar en coalición con AE, mientras, entiendo, la CTC, ahora con nuevo secretario general, puede hacer compatible su dilatada historia con la novedad que ofrecen las nuevas formaciones. Más cosas: AE y CTC son confesionales, el resto no.   En cualquier caso, son las cinco formaciones que respetan los cuatro principios no negociables: vida, familia, libertad de enseñanza y bien común. Y reparen en que, si lo pensamos un momento, los cuatro principios son uno sólo, lo que podríamos llamar la ideología política cristiana, que tiene un sólo principio y un solo mandamiento: la persona es sagrada. Si lo quieren a la británica: el hombre por delante de la humanidad, porque ésta no es más que la suma de aquéllos.

Un ejemplo: en los últimos programas políticos con los que concurrió a las elecciones Familia y Vida se hablaba de la figura del "salario maternal". La defensa de la familia llevaba a esta formación a plantear la necesidad de una nueva prestación social por la que se asegurara a la mujer que se convierte en madre una aportación que, al menos, garantiza la subsistencia: no una ayuda pública, sino un salario. Y no por una cuestión asistencial, sino de justicia: la mayor aportación que puede hacer la mujer a la sociedad, al Estado, en la actual situación demográfica de Occidente, es tener hijos. Está claro: Familia y Vida no hace hincapié en el esquema liberal pero, es que, además, unen el principio de ayuda a la familia con el cuarto valor no negociable: el bien común.

¿Qué se puede hacer con partidos tan pequeños considerando las barreras que el oligopolio de los grandes partidos interponen para ahogar a los pequeños? Personalmente, considero que la solución es la italiana. En aquel país, la fragmentación ideológica ha supuesto que los partidos, las decenas de partidos, se agrupen en dos coaliciones, a las que cuesta calificar como izquierdas o derechas, dado que a Berlusconi le acompañaban partidos centralistas e independentistas y Romano Prodi contaba en sus filas con socialistas y democristianos… lo mismo que Berlusconi. ¿Cómo podía entenderse dicho mejunje? Muy sencillo, es la respuesta italiana a la fragmentación ideológica del siglo XXI. Todas esas formaciones (18 en el caso de Prodi, 21 con Berlusconi) se apuntan a una serie de puntos programáticos "no negociables". En lo demás, cada cual que piense lo que quiera.

El sistema es especialmente asignable a España por la sencilla razón de las listas cerrada y de que el sistema español, aunque se califique de proporcional-mayoritario, tiene más de lo segundo que de lo primero.

¿Por qué no podrían esos cinco partidos acudir juntos a las elecciones, repartiéndose las listas a priori (no los cargos a posteriori, como hacen en Italia), bajo un paraguas que especifique esos cuatro principios no negociables de Benedicto XVI (que todo ellos aprueban) y en el resto que cada cual aplique sus propios criterios y su propia personalidad? Todos sabemos que los carlistas van a ser más descentralizadores que Alternativa Española y todos sabemos que Familia y Vida o Solidaridad y Autogestión van a hacer más hincapié en cuestiones económicas que el partido Social Europeo. ¿Y qué?

En definitiva, cuatro principios y el que quiera que se apunte. Lo que necesita es el voto católico en España es el esquema de Izquierda Unida.

Eulogio López