"Estamos plenamente involucradas en la lucha contra el tráfico de personas porque es la violación más grande de los derechos humanos y de la dignidad de la persona", afirma.
Bonetti ha trabajado 24 años como misionera en Kenya.
Hoy es una de las religiosas más activas a favor de las víctimas del tráfico de personas para que reconstruyan sus vidas. Las preparan para un trabajo, aprenden las habilidades necesarias, instruirse en un idioma nuevo, y de esta forma se preparan para una vida independiente. Este es el trabajo de las misioneras.
Sin embargo las hermanas aseveran que no pueden desarrollar el trabajo ellas en solitario. Están tratando de establecer una red estratégica entre religiosas y organizaciones internacionales para ayudar a las víctimas, la mayoría mujeres.
Necesitan la ayuda de los gobiernos, embajadas, ONGs y hospitales. Porque de esta forma pueden desarrollar su labor.
Se interrelacionan todas estas instituciones para coordinar el trabajo y conseguir que sea eficaz. Algunas misioneras han sido violadas varias veces, han abusado de ellas psicológicamente, diciéndoles que informarán a sus familias que están trabajando como prostitutas. No tienen libertad. Las atrapan y las encierran.
Sor Imelda Poole trabaja en Albania, uno de los países de donde provienen más víctimas del tráfico de personas. Desea que se ponga en marcha una acertada y clara comunicación entre estos grupos a través de todos los medios de comunicación, de modo especial a través de Internet, para poder crear la red que se necesita.
Tienen la esperanza de que la red europea de mujeres religiosas contra el tráfico de personas se una a través de un foro interactivo con otras misioneras de diversas instituciones religiosas de todo el mundo. Existe trata de mujeres en Europa que han sido llevadas a otros países y explotadas sexualmente. Por eso se necesita una red internacional en la que se puedan apoyar.
Por último, cada año más de 800.000 mujeres llegan a Europa occidental forzadas por el tráfico de personas. Las Naciones Unidas estiman que la explotación sexual de mujeres mueve alrededor de mil millones de dólares.
La prostitución atenta contra la dignidad de la persona que se prostituye, puesto que queda reducida al placer carnal. La prostitución constituye una lacra social.