Asegura El País que para el Partido Popular restringir el aborto es "defender a los más débiles". No, si te parece la defensa de los más débiles el aborto.
Yo no sé qué ocurre con la defensa del derecho a la vida que exige acudir a la tautología, a la evidencia, a lo obvio. Porque el aborto es un crimen muy especial, que añade el baldón de la cobardía.
Es un ensañamiento con el siempre inocente, así como con el más indefenso de todos los seres humanos. El mismo que está en manos de su madre y es su propia madre, apoyada y animada por los mercaderes del aborto, de acuerdo, quien decide ejecutarle. No hay crimen como el aborto, supera todo lo imaginable.
La actitud del socialista Rubalcaba era predecible: es decir, repugnante. Evita pronunciar la palabra aborto y se refugia en el viscoso concepto de 'interrupción del embarazo', que conlleva, al parecer, interrupción de la respiración y el latir del corazón. Lo que ocurre es que el aborto es mucho más que el aborto: es una barbaridad de tal calibre, y de tales dimensiones, que sólo se puede defender bajo una capa de mentiras, eufemismos, equívocos y silencios. Como un matón tolerante, es decir, la definición misma de Rubalcaba: cuando el PSOE vuelva al poder volverá a implantar una ley de plazos.
Y que todo esto no se interprete, por piedad, como una alabanza hacia la tibieza del PP. Toda la melé ha surgido por las declaraciones del ministro Gallardón; vamos a darlas por buenas, asegurando que el aborto eugenésico, más repugnante que los otros repugnantes casos de aborto, sería suspendido por ley. Buena noticia, desde luego, aunque yo no me fío de Gallardón. Ahora bien, que para justificarse ante la progresía, el Partido Popular haga suya la ley de supuestos -sin el eugenésico de Felipe González- que es la que ha convertido a España en un paraíso del aborto, con 120.000 ejecutados anualmente, hombre, mire usted, no es como para tirar cohetes.La derecha pagana del PP ha vuelto donde solía: a la cobardía, y por la cobardía, al ridículo.
Mire usted, de la era abortera se saldrá cuando se prohíba todo tipo de aborto, también el químico, y los poderes públicos protejan la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. También, cuando se deje de banalizar el sexo y cuando se instaure el salario maternal. Lo demás, lo de Gallardón, sea bienvenido pero nada más.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com