- Y la prensa progre se ceba con ella.
- Mientras Rajoy ha abandonado a Gallardón a su suerte. Y tampoco Gallardón es provida.
- Hasta el momento, ningún miembro del PP defiende la única postura lógica prohibición de todo tipo de aborto y las necesarias ayudas a la maternidad.
En el asunto del aborto, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, es prisionera de su propia acción. Resulta patético verla salir a las ruedas de prensa posteriores al Consejo de Ministros, no mencionar la palabra aborto si no es estrictamente necesario y, al final, refugiarse en una argumentación circular sobre el consenso de la ley de 1985. Pero pensar no es saber, señora vicepresidenta, y no basta con darle la vuelta a los silogismos -cuando no sofismas-. Para salir del paso. Se necesitan, además, convicciones. Y usted no cree en la vida, que es lo que dice su programa electoral, y entonces hace un engendro como la ley de 1985.
Y claro, la prensa progresista española -enloquecida con la reformita Gallardón- le acorrala y se ceba con la 'vice'. El viernes 10, tras el último Consejo de Ministros, una vez más. Y tenemos a la número dos defendiendo la reforma de Felipe González del 1985. Y claro, el periodista progre, del diario El País, para ser exactos, piensa aquello de "a bodas me convidan", y le recuerda que el PP votó contra la ley del 85 e incluso la recurrió ante el Tribunal Constitucional.
Entonces, otro sofisma. Soraya responde que de eso se trata, del consenso surgido en el Tribunal Constitucional. ¡Pero si fue tu partido quien lo recurrió, vicepresidenta! Además, el Tribunal Constitucional no crea consensos sino que formula sentencias. Esto es una democracia, no el gobierno de los jueces.
Y así el PP se rompe por el aborto y la izquierda feminista más salvaje, la de Elena Valenciano y Soraya Rodríguez, se crece, al igual que los progres de derechas, los exquisitos del PP: Feijóo, Villalobos, Monago y compañía.
En cualquier caso, si el propio número uno, Mariano Rajoy, al que el castizo calificativo de 'huevón' puede resultar injurioso pero no falso, asegura al progre del Comité Ejecutivo celebrado el martes, que quien quiere cambiar el anteproyecto que hable con su ministro Gallardón -que tampoco es provida- pues entonces apaga y vámonos.
Al final, lo que queda de este reformita Gallardón es que ningún miembro del Gobierno ha levantado la voz para pedir que la reforma recoja la prohibición total del aborto y las consiguientes y necesarias ayudas a la natalidad para madres y parejas rentados por el infanticidio o simplemente con muchos problemas para procrear y criar al niño. Es decir, la única opción para un partido provida.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com