Sr. Director:
Durante su intervención en el debate de investidura, Joan Puigcercós puso de manifiesto la necesidad de crear leyes más severas contra la violencia doméstica, una de las lacras sociales de nuestro país. Aplaudo su iniciativa. A continuación, sin embargo, defendió el derecho de la mujer a interrumpir el embarazo, relacionando el aborto con un supuesto logro femenino de libertad.
Señor Puigcercós, bajo el eufemismo de interrumpir el embarazo se esconde la peor de las violencias domésticas: el crudo asesinato de un ser inocente, al que no se le concede ni la posibilidad de existir. Los que defendemos la no violencia estamos en contra de cualquier forma de agresión: en Iraq, en los hogares y, por supuesto, también en el vientre de una mujer. Seremos una sociedad realmente avanzada cuando estas carnicerías humanas, que algunos llaman interrupciones, merezcan las mismas caceroladas de protesta que los horrorosos ataques de los aliados contra Iraq. En el tema del aborto, las izquierdas se contradicen: no se puede defender el medio ambiente y, al mismo tiempo, amparar y legitimar el exterminio humano.
Enric Vidal
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