El Suplemento religioso Alfa y Omega que se vende conjuntamente con el diario ABC, los jueves. El último número nos relata los templos madrileños donde es posible confesar, así como los horarios donde la garita del centinela tiene ‘bicho'. Oiga y no salen muchos: en una paginita se resumen los empleos donde es posible encontrar confesores. El reportaje de Alfa y Omega puede interpretarse de dos formas. Por un lado, una necesidad ineludible de promocionar el sacramento de la penitencia, sin el cual no es posible ni la conversión ni la santificación... ni nada. Robert Benson, en el espléndido relato en el que narra su paso del anglicanismo al catolicismo (y era hijo del obispo de Canterbury) centra todas las diferencias entre la Iglesia de Roma y el resto de las confesiones cristianas en este sacramento. Se diría que de él depende todo. Y es lógico. El hombre clásico, dice Clive Lewis, se convirtió porque los apóstoles le hablaban de una redención que operaba sobre un sentido del pecado que ya poseían. El analfabeto adorador de ídolos sabía algo: tenía sentido de culpa. Lo que no sabía es cómo redimirse.

El hombre actual conoce el Evangelio, o al menos conoce la doctrina de la redención, el episodio del Calvario y la resurrección. No digo que crea en ello, digo que lo conoce. Lo que le falta es ese sentido del pecado que el hombre primitivo menos preparado, poseía desde la cuna, quizás porque tenía sentido de las proporciones, ese realismo que parecemos haber perdido.

La segunda posibilidad por la que un semanario católico ha decidido publicar tan curioso ‘reportaje' puede ser otra. A lo mejor está dirigido, no al fomento de la confesión sino a lo que podríamos llamar "sacar los colores a los curas". Porque, repito, son muy pocos los templos en los que, según Alfa y Omega, pueden encontrarse confesores. Doy fe de ello.

Los curas huyen de ese potro de tortura que es el confesionario. Les comprendo, pero no puedo justificarles.

Alfa y Omega ha publicado lo que podríamos llamar una "guía de servicios de lo más pertinente".

Eulogio López

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