La sociedad española de satélites Hispasat está en venta, pero el proceso no ha llegado, ni mucho menos, a una negociación final. En esta compañía, los socialistas presionaron a los accionistas privados para expulsar de la Presidencia a Pedro Antonio Martín Marín y sustituirle por uno de los suyos, Petra Mateos.
Ahora mismo, el accionariado de Hispasat se reparte de la siguiente forma. La sociedad de satélites Eutelsat tiene un 27,7%. Tres accionistas privados suman más del 40% del capital: AUNA (17,6%), Telefónica (13,2%) y BBVA (10,8%). Luego están los accionistas públicos o semipúblicos: el INTA posee un 16,4%, la SEPI un 7,4% y el CDTI un 1,8%, lo que habría que añadir el 5% del consorcio armamentístico europeo EADS. Tres son los candidatos a quedarse con Hispasat, cuya importancia estratégica radica tanto en su segmento comercial como en el militar: el mencionado Eutelsat dispuesto a comprar o a vender, pero de ninguna forma a quedarse como está, y sus competidores, el consorcio de satélites ASTRA y Abertis, la concesionaria propiedad de La Caixa y que posee la red de transmisión de telecomunicaciones de la antigua Retevisión. Dicho de otro modo, para La Caixa, la compra de Hispasat resulta un negocio muy complementario. Eutelsat da señal al continente europeo, ASTRA amplía su cobertura a la Costa Este norteamericana e Hispasat está especializada en esa misma Costa Este y en el conjunto de Hispanoamérica.
Ahora bien, lo importante es el precio. Los actuales socios de Hispasat consideran que la empresa vale 500 millones de euros (este es el caso de Eutelsat, porque fue ese el precio al que compró). Algunos de los socios privados estarían dispuestos a conformarse con una valoración del cien por cien de Hispasat de entre 400 y 450 millones de euros, pero La Caixa exige que la valoración de Hispasat se sitúe por debajo de los 400 millones de euros. Alegan para ello los fallos del satélite Amazonia, cuya vida prevista cuando se lanzó era de quince años y que ahora se han quedado reducidos a entre 10 y 12.
Además, la entidad que preside Fornesa no acepta otra cosa que la asunción de la gestión, lo que lleva a pensar en la compra del 51% del capital.