No es fácil callar en estos momentos de incomprensión, dice Salgado en relación al cese del hasta ahora director de la Agencia Tributaria, Luis Pedroche. O sea, se lo traduzco: le hemos callado nombrándole vocal de la CNMV. ¿No estaba más contento de director general? Yo creo que no, dice Salgado.
Eso sí, la vicepresidenta económica agradece la discreción de Luis que ha soportado la incomodidad de la comunicación pública. Vamos, que ha estado tentado a largar y no lo ha hecho. Y es que Salgado le ha presionado para que saque dinero de debajo de las piedras y él se ha negado. Al final, le han dado 'patada hacia arriba' y le han dejado tranquilo. ¡Suerte de vacante en la vocalía de la CNMV!
Por lo demás, el Gobierno ha reducido 29 de las 106 empresas públicas existentes, al tiempo que suprime 32 altos cargos. Precisamente, la vicepresidenta económica, Elena Salgado, ha aprovechado para cesar al director de la Agencia Tributaria, Luis Pedroche, y reducir un secretario general en Hacienda.
Pedroche es sustituido por Juan Manuel López Carbajo, y es un buen cambio. Tanto él como Jesús Gascón, aún siendo de probada fe socialista son menos sectarios que el núcleo básico de Hacienda, que sigue controlando la subsecretaria Juana Lázaro. Y esta es la pieza clave, porque desde que el PSOE subió al poder, Lázaro es la comisaria política del partido, muy del agrado de Solbes que siempre le encargaba el trabajo sucio, pero no de Salgado, que no pertenece al núcleo duro de Ferraz. De hecho, Salgado intentó cesar a Lázaro nada más llegar y lo ha intentado con motivo del plan de racionalización del Gobierno: en ambas ocasiones, se lo ha prohibido la superioridad. Es decir, Moncloa, es decir, Ferraz.
Miriam Prat
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