A ello colabora, no poco, el conflicto entre Rusia y Ucrania por el gas. La italiana ENI aseguraba que la empresa pública rusa Gazprom dejaría sin gas a Italia a partir de los próximos días como ya ha dejado sin suministro a una docena de países europeos.
Esta desconfianza paneuropea hacia Rusia como suministrador energético seguro que representa la puntilla para la operación Lukoil que, aunque privada, depende del Kremlin casi tanto como Gazprom, con la posible excepción de la parte financiera.
Pues bien, el Kremlin se ha dado cuenta de la oposición que la entrada de Lukoil, relacionada con la mafia rusa, provoca en España, al tiempo que los accionistas minoritarios de la rusa, entre otros, los norteamericanos de Conoco-Phillips, que posee un 20% de Lukoil, se muestran remisos a pagar 26,7 euros por acción -exigencia de los bancos y de Sacyr- y pretenden rebajarlo, no ya a hasta los 23 euros, sino incluso a los 20 euros. Por ese precio (Repsol cotiza a 16 euros por acción), los fondos árabes, sobre todo IPIC -ahora en Cepsa- y capitales públicos libios y kuwaitíes estarían dispuestos a entrar en Repsol, con la ventaja de que éstos nunca pretenden acceder a la gestión.
Estamos a un paso de que se paralice la entrada de los rusos en Repsol: ¡Pues qué bien!