Sr. Director:
Pocos días antes de la publicación del informe PISA y de sus manifiestamente mejorables resultados tuve ocasión, por razones laborales, de entrar en un aula.

 

Tras observar el panorama de inmediato comprendí uno de los principales motivos del pésimo nivel que ostenta el sistema educativo español. Hallé un docente con unos 25 alumnos, éste, por su aspecto, estaba próximo a la jubilación, y digo estaba porqué con lo que se avecina ni Zapatero intuye cuando se jubilará.

Junto a la mesa del profesor había un armario donde se amontonaban multitud de papeles: informes, estadillos, planificaciones, estadísticas y un largo etc. Este irresponsable docente, y así lo califico, tenía toda esa documentación relegada a un segundo plano, llegándose a jactar en un inoportuno comentario de su indolencia burocrática. Para que mejor comprendan su obsoleta actitud su principal actividad consistía en dedicarse pacientemente y, eso sí, con mucho amor a corregir los ejercicios de sus alumnos, mirando libreta por libreta, señalando fallos e instando a corregir los errores, y asómbrense ¡algunos alumnos le hacían caso!

Ya es tiempo de que nuestras progresistas autoridades educativas acaben con estas irresponsabilidades, que anteponen la educación de los alumnos a la auténtica tarea del docente moderno y actualizado, que ha de ser primordialmente un mero rellenador de documentos para mayor gloria del político de turno.

Manuel Villena Lázaro