El progresismo, más unido que nunca, sólo teme un atentado de ETA, o peor, un atentado islámico. Aún así, en el PSOE creen que la victoria del PP sería sólo en escaños, no en votos. La guía de campaña del PSOE funciona como un reloj: de tanto repetir que el PP es de ultraderecha, la izquierda y los nacionalistas se han lanzado a la persecución física de los líderes del Partido Popular. El mandamiento progre -abajo los curas y arriba las faldas- decidirá las elecciones. El más que probable triunfo de ZP provocará un recorte de las libertades individuales, eso sí, en nombre de nuestra salud y de nuestra seguridad. El mundo del dinero está con Zapatero: a las grandes fortunas no les ha ido nada mal con él
No le den más vueltas: España es un país progre y conservador. Progre porque los tópicos de la Generación del Mayo francés sigue imponiendo su primer y más importante mandamiento: "Abajo los curas y arriba las faldas". El secular anticlericalismo español y lo que popularmente se conoce como desmadre sexual constituyen las dos armas más eficaces con la que Rodríguez Zapatero avanza hacia La Moncloa y hacia se reelección como presidente del Gobierno. Las encuestas del domingo insisten en la misma lectura: nos esperan otros cuatro años con el hombre que, con el diálogo y el talante por bandera, ha resucitado las dos españas, un país cada día más polarizado y enfrentado. Además, ZP ha conseguido inculcar en muchos españoles, y convertir en políticamente correcto, la última idea progresista, la punta de lanza del Nuevo Orden Mundial: En nombre de nuestra salud y de nuestra seguridad, está recortando las libertades individuales como sólo un dictador podría hacerlo, y eso dentro de un sistema de democracia parlamentaria. El último ejemplo: el director general de Tráfico, Pere Navarro Olivella, amenazó el viernes, en Gijón, que piensa quitarle el automóvil a los infractores, es decir privarles de algo que es suyo, todo un atentado contra la propiedad privada que, en principio, atenta contra la Constitución y contra el derecho humano a la propiedad privada. Ya veremos cómo se disfraza la nueva norma para evitarlo.
Sólo un atentado terrorista podría dar el vuelco. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, hombre siempre económico con la verdad, teme más –más todavía- un atentado islámico que uno de ETA. En un ocho meses de propaganda –desde el 6 de junio de 2007 en que ETA rompió la tregua- ZP ya ha enjugado su imagen de aprendiz de brujo con el grupo terrorista vasco, que le ha tomado el pelo todo lo que ha querido y algo más. Ahora, las encuestas reflejan que la gente ya no se acuerda del "hombre de paz" que era De Juana Chaos, o el hoy encarcelado Arnaldo Otegui. Ahora ZP es el más duro y se niega a pedir perdón por negociar con terroristas –ese fin de semana- y antes de que termine la campaña electoral negará haber negociado con ETA.
Pero un atentado islámico sería peor, mucho peor. Destrozaría toda su imagen pacifista y, sobre todo, el gras estafa –aunque impecablemente democrática, todo hay que decirlo- sobre la que ZP llegó al poder y que ha tratado de ocultar durante toda la legislatura: alcanzó el poder gracias a la matanza de 192 españoles.
También destrozaría la imagen bucólica y el endeble entramado de la Alianza de Civilizaciones, es decir, la desastrosa política exterior de Zapatero, coronada por el último ridículo en Kosovo, donde primero se apoyó la independencia de Serbia y, tras recordar Vladimir Putin el caso vasco, se dio un giro de 180 grados. Y de nada vale que su colega en la Alianza de Civilizaciones, el turco Recep T. Erdogan lance una guerra ilegal, tan ilegal como la de George Bush, en el norte de Iraq, masacrando a los kurdos. Tampoco que, mientras el mundo entero intenta combatir la crisis económica, en España el Gobierno continúe negando la crisis, e incluso las encuestas den por ganador del primer debate económico a Pedro Solbes, defensor de que estamos ante un mero resfriado. En este punto, no conviene engañarse: al mundo del dinero, en especial a los rentistas y a las grandes fortunas, no les ha ido tan mal con el progresista ZP. La homologación a la baja de la fiscalidad del ahorro, sin distinguir entre ahorro familiar y ahorro invertido en productos financieros especulativos –los mismo productos que han provocado la actual crisis en los mercados- ha resultado muy útil a las clases acomodadas, mientras las clases bajas han sufrido un impresionante aumento de los impuestos, con una presión fiscal que en cuatro años ha crecido un 20%. Económicamente, la economía española va mejor que la europea gracias a la combinación de sueldo bajos, impuestos altos y vivienda cara. No obstante, para los españoles, el debate entre Solbes y Pizarro lo ganó el primero. Y en verdad lo ganó, porque así lo dicen las encuestas (www.la-moncloa.es/ServiciosdePrensa/BoletinPrensaNacional/_2008/boln20080224.htm) y, al final, eso es lo único que importa.
Y aún que se perpetrara un atentado, los estrategas de Ferraz calculan que el PSOE seguirá ganando en votos y probablemente en escaños. Así, el diario Público, el mejor panfleto socialista de Mediapro, que probablemente desaparecerá tras el 9M, otorga al PSOE una victoria de 4 puntos sobre el PP, mientras el País la cifra en 3,7 puntos. ABC insiste en que el PP se acerca –la prensa pro PP lleva meses hablando de acercamiento, pero la distancia siempre es la misma, o mayor- hasta los 2,8 puntos.
En definitiva, España es un pueblo progre y, al mismo tiempo, conservador, en el sentido de que le cuesta mucho cambiar de Gobierno y modificar el poder... aunque ese Gobierno sea un desastre.
Por último, afirma que la estrategia del PSOE de calificar de ultraderecha al PP está triunfando. Los líderes del PP están siendo agredidos por izquierditas azuzados por el moderado PSOE, y por el propio ZP, que no deja de tildar de extrema derecha a sus adversarios, y por los nacionalistas catalanes, vascos y gallegos. La idea de que "esos tíos son capaces de todo", frase muy repetida, con temor, entre los populares, acobarda a los hombres de Rajoy.