Entre tibios y cristófobos

El voto católico en España sólo lleva aprisionado por el mal menor desde hace 25 años. Ante la cita con las urnas, el católico se encuentra, una vez más, sometido a la misma tesitura: debe elegir entre los cristófobos del PSOE y los tibios del PP. Y así, mientras ZP amenaza en La Vanguardia con "ponerles los puntos sobe las íes a los obispos" -algo que siempre anima mucho a las parroquias comecuras, los del PP acuden a la salida de misas (domingo 2) para insistir con mensajes aguados, tibios, cobardones. O sea, muy del PP. En este caso concreto, se trataba de la violencia de género. En pocas palabras, en el prospecto que me facilitaron el PP arremetía contra la política del PSOE y el fracaso de la ley de violencia de género... pero ofreciendo la misma solución fallida que los socialistas: más denuncias falsas, más acoso al varón, más injusticias contra los hombres casados a los que se acusa falsamente para quitarles patrimonio y vivienda y más crueldad contra los esposos -padres de familia a los que se les priva de sus hijos-. En resumen, más guerra de sexos. En lugar de buscar la justicia y de fortalecer la familia, se promueve la venganza contra el cónyuge y padre, quien, a su vez, responde con más violencia.

Así le va al PP, claro está, porque, si se trata de guerra feminista contra el pérfido varón, es lógico que muchas electoras prefieran el sistema PSOE: nada de moderación, palo y tentetieso. Cuantos más varones estén en la cárcel, mejor que mejor. No es casual que el voto femenino -el de una mujer abducida por los mensajes mediáticos contra el ‘terrorismo machista'- se vaya mayoritariamente al PSOE, el triple de lo que dicen las encuestas para el electorado global. ¿Por qué iban a votar al PP? Si el hombre es el enemigo a batir, ZP me promete que le golpeará más fuerte que el PP.

Es algo que pasa con la tibieza, que reproduce la lucha entre el original y la copia. Y claro, la gente prefiere el original, el genuino.   

¿A quién vota Botín?

Pero es que, además, el voto útil es el voto de la plutocracia, del poder, es decir, la perpetuación de la agonía. La prueba del nueve es que ningún plutócrata votará a un partido que no tenga posibilidad de ganar. ¿Se imaginan a Emilio Botín o a Francisco González, los dos grandes banqueros españoles votando algo que no sea PSOE o PP? Los poderosos siempre están con el poder, es decir, consigo mismos. No entienden de ideologías -¿para qué- ni les interesan los medios, sólo el fin. Como decía el fallecido Pío Cabanillas en gloriosa sentencia de noche lectoral: "Todavía no sé quién, pero seguro que hemos ganado".

No se si Emilio Botín vota al PP o al PSOE -no me extrañaría nada que votara a éste último-, pero nunca votará a Familia y Vida, a Alternativa Española o a Solidaridad Internacionalista. ¿Por qué no le convencen sus ideas? No, porque no todos los poderosos se parecen en algo: ninguno juega a perdedor.

Ahora bien, el problema es que si no se juega a perdedor se perpetúa la oligocracia, el bipartadismo. Votando al PP o al PSOE perded toda esperanza de cambiar España: la regeneración se aplaza por tiempo indefinido.

A Botín no le gustan los perdedores, sólo acepta a los, independientemente de lo que propongan. Además, no olvidemos que las derrotas siempre anteceden a la victoria.

El único voto útil es el voto coherente

Por lo demás, no olvidemos que el único voto útil es el voto coherente. El católico cree, con la ciencia genética, que existe un ser humano desde la concepción hasta la muerte natural. Pues bien, tal y como explica la famosa nota de la Conferencia Episcopal un católico coherente no puede votar al Partido Popular. No al PSOE ni al PP.

No vendría mal que el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal, hablo sin saber quién lo va a ser, aproveche su nombramiento para insistir en esta nota, tan manipulada por el Gobierno ZP, para explicar aún más claro el mensaje: los principios cristianos contradicen tanto a los cristófobos como a los tibios. También a éstos últimos, de los que alguien dijo que les vomitaría de su Boca. Fue ese mismo Alguien que, a los ojos del mundo, fue un gran perdedor.  

Eulogio López

Candidato por Familia y Vida al Congreso de los Diputados