La Concha de Plata al mejor actor, obtenida por Juan José Ballesta en el reciente Festival de San Sebastián, son, sin duda, el mejor reclamo de este drama juvenil urbano. Correcto y creíble pero, en ningún caso, novedoso.

 

Ballesta encarna a Tano, un adolescente que cumple condena en un reformatorio. Este recibe un permiso de 48 horas para asistir a la boda de su hermano.  Durante ese tiempo, Tano se reencuentra con su mejor amigo, Richi, y se lanza a hacer todo lo que le prohíben en el centro: se emborracha, se droga, roba,  tiene una relación más sexual que amorosaPero, también, en esa estancia fuera del centro Tano se da cuenta que, durante su encierro, todo ha cambiado a su alrededor: su familia, su barrio, la amistad

 

Película tremendamente amarga y negativa  que parece indicar que hay pocas salidas para los jóvenes marginales, lo mejor de 7 Vírgenes es por lo que ha sido premiada: la actuación de Juan José Ballesta. El joven y recordado protagonista de El Bola sabe mirar a la cámara como pocos aunque, quizás, para su verdadera confirmación como  actor sería necesario que, en el futuro, cambiase de registro: que encarnase algo diferente a niño o joven con problemas.