Dos discrepancias con este buen digital navarro (con el 15-M algunas más). Según NC, los mercados no son ni buenos ni malos. Cierto. Ninguna estructura es buena o mala, sólo las personas merecen catalogación moral. Y es evidente que los llamados inversores no son más que los viejos rentistas que tratan de obtener un rendimiento a su dinero sin trabajar. El rentista no es ni asalariado, ni autónomo, ni empresario: simplemente se vale de su preeminencia pecuniaria para colocar contra las cuerdas a trabajadores, autónomos y empresarios.
Supongamos que el rentismo sea lícito, pues, a la postre, se trata de una prolongación -algo espuria- del derecho a la propiedad privada, a prestar el propio dinero. Es decir, los mercados financieros son legítimos. De acuerdo, pero a cierto nivel. En otras palabras, la Bolsa nació como mercado primario, es decir, un dinero que el rentista, o sencillamente el ahorrador, ponía a disposición del empresario productor el dinero que necesitaba para desarrollar un buen producto que colaborara al bien común y creara puesto de trabajo. Sin embargo, muy pronto -tan pronto como el 15-M, que se degradó en cuestión de horas- los inversores se cansaron de esperar a cobrar el dividendo anual y decidieron crear el mercado secundario, que es pura especulación. Ya me dirán en qué ayuda, no sólo al productor, sino al ahorrador particular, por ejemplo, la paquetización de créditos, raíz de las hipotecas 'subprime' que fueron la espoleta de la actual crisis.
Y lo peor: mientras (pongamos hasta los años ochenta del pasado siglo, tras la nefanda abolición del patrón-oro) el mercado primario bursátil y el mercado secundario mantuvieron un cierto equilibrio, la cosa fue bien. Sin embargo, si pensamos que en Wall Street, hoy en día, el mercado primario representa el 1% de todos los flujos de dinero que se mueven en él, mientras el antisocial mercado secundario supone el 99%, hay que concluir que el 15-M tiene razón… aunque no se sepa por qué tiene razón.
Y no olvidemos otro problema del mercado: trabaja siempre con "el dinero de los demás". Ese es el busilis de políticos e intermediaros financieros: su insensatez permanente sólo se explica porque trabajan con el dinero de los contribuyentes, unos, y con el dinero de los ahorradores -los otros-. Si se jugaran el propio pecunio otro gallo nos cantaría.
¿O es que quien invierte en bolsa, o en un fondo de inversión, decide dónde se invierte su dinero? Si supieran dónde se invierte muchas veces su dinero, y con qué criterios, se echarían a temblar.
Por otra parte, cuando Navarra Confidencial asegura que el mercado no es ni malo ni bueno pero no está dispuesto a prestar dinero si no se lo van a devolver. La definición se me queda estrecha. Porque es el propio mercado, el prestamista, quien extorsiona al prestatario y le marca el tipo de interés. En las subastas financieras se han invertido los términos. Las subastas del Tesoro de cualquier empresario necesitado de dinero se distingue de cualquier otra subasta en que es el comprador quien marca el precio, y muchas veces es precio de extorsión. Por ejemplo que el Reino de España se vea obligado a pagar hasta el 6% por su bono puede ser culpa del inconsciente de Zapatero pero no deja de resultar una extorsión.
El problema de los mercados financieros no es que financien la deuda exagerada de los políticos, sino el mercado secundario, que no aporta nada a la economía real. Los pecados de mercado financiero son dos: especulación excesiva y apalancamiento excesivo. Y ojo, porque estoy de acuerdo en que el especulador más negativo para la sociedad no es el bróker ni el banco, como creen los chicos del 15-M, sino el político, que aprovecha los mercados para emitir deuda sin límite, su manera de ser popular y ganar votos, proporcionando a su electorado todo un ramillete de servicios públicos. Como son públicos, el ciudadano no se da cuenta de que esas prestaciones públicas por las que suspiran los indignados el 15-M las está pasando él con sus impuestos. Y ahora hemos llegado al momento en que ese ciudadano no tiene dinero para pagarlos y llegan los recortes: más impuestos y menos prestaciones públicas. Esto es, pobreza y miseria. Y, como asegura el dicho popular cristiano: una cosa es la santa pobreza y otra la puta miseria.
Pero el pecado más grande, desde la perspectiva que olvida el buen articulista de Navarra Confidencial, es que los mercados financieros se han vuelto grandes, enormes, monstruosos. Y todo lo grande es ingobernable y, aún más importante, injusto.
La primera solución a la actual crisis, globalmente considerada, consiste en dejar de emitir dinero, en volver a un patrón oro, del tipo que sea, para reducir la capacidad de emisión de dinero. Porque el dinero no es el fin de la economía, sino un medio ágil para el intercambio de bienes y servicios.
Ha aquí la respuesta a los fallos que percibo al por otra parte brillante razonamiento de Navarra Confidencial. Ahora bien, creo que al confidencial de la Comunidad Foral le ocurre lo mismo que al Magisterio eclesiástico cuando condena una herejía: que se toma la herejía más en serio que los propios heresiarcas. La analiza con rigor y cuando concluye el réprobo ya se ha olvidado de la herejía para entretenerse con algún otro juguete heterodoxo e igualmente inconsistente.
Quiero decir que el 15-M partió de un manifiesto contra los mercados financieros realmente atinado, pero a los pocos días se había convertido en una turba vocinglera, demagógica y potencialmente violenta, así como un instrumento de la izquierda política para fastidiar a la derecha. De ahí pasó a algo peor. Pasó a ser una masa de indocumentados liberticidas y que reclamaba unos derechos inexistentes mientras pisoteaba otros derechos reales y relevantes. Para mí, el mejor ejemplo sigue siendo el de Derecho a vivir, la plataforma en defensa del derecho a la vida -primero y principal de todos los derechos. Derecho a vivir se instaló entre los indignados en la Puerta del Sol. Pues bien, fue insultado, molestado, acosado por los perroflautas y rastafaris y tuvo que abandonar la plaza. El único derecho que entendía el 15-M era el inexistente y homicida derecho al aborto.
Por tanto, bien está que Navarra Confidencial golpee al 15-M. Es un deber de toda persona con sentido común abominar del movimiento. Ahora bien, no basta con apuntar bien, hay que disparar bien y dar en el blanco (tranquilos, lo de disparar es una metáfora no un llamado a la violencia reaccionaria).
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com