No solo de adelantos electorales vive el hombre. La vida sigue aunque Pedro Sánchez haya decidido que finalmente tiene que abandonar la Moncloa, “al menos, por ahora”, debe pensar. Y aunque no era el mejor momento, mediáticamente hablando claro, para volver sobre el tema de las pensiones y de la deuda pública, la Autoridad Fiscal Independiente de Responsabilidad Fiscal, la AIREF, ha vuelto a poner sobre la mesa e insiste en advertir que ligar las pensiones al IPC elevará la deuda pública al 130%

Todos sabemos que el Pacto de Toledo ha recomendado vincular de nuevo las prestaciones a la inflación  y suprimir el llamado Índice de Revalorización de las Pensiones, la fórmula que ligaba las revalorizaciones al estado de las cuentas. De tal manera que con el déficit del sistema, este índice solo hacía posibles actualizaciones del 0,25%. Pero, en los dos últimos años los Gobiernos del PP y del PSOE han mejorado las pensiones por encima de ese porcentaje. Se trata de un escenario que ha llevado a la Autoridad Fiscal a actualizar sus proyecciones sobre la evolución de la deuda pública para concluir que "la vinculación de las pensiones a la inflación supone una presión sobre el gasto, especialmente a partir de los años 2030, como consecuencia de la jubilación de las cohortes del baby boom". "

Es decir que, en ausencia de medidas que la compensen, “esta deriva implicaría un aumento en la deuda pública de unos 50 puntos de PIB en 2048", afirma la Airef, el organismo impuesto por Bruselas para velar por las cuentas públicas.

A medida que el crecimiento se modere, como ya ocurre, será mucho más complicado recortar el endeudamiento 

Todos sabemos que España tiene un serio problema de deuda pública aunque los políticos miren para otro lado se empeñe en no darle importancia. Los datos de Eurostat no dejan en muy buen lugar a los responsables del Gobierno en los últimos años, de toda tendencia y color, porque su objetivo es, fundamentalmente, sacar adelante unos Presupuestos expansivos dejando de lado la reducción del déficit estructural. 

Y esto significa, a juicio de los expertos, que si las tensiones financieras regresan, el euro se ve de nuevo en aprietos o se deterioran la credibilidad y la solvencia del país, el mercado será reacio a prestarnos dinero y aunque finalmente lo haga será con unos tipos de interés importantes como ocurrió en la pasada crisis.

Además una deuda muy elevada, como es la de España afecta, sin lugar a dudas al ciudadano. España destinó más de 31.500 millones en 2018 para pagar intereses a los acreedores, una cifra que dobla lo que se pagaba por este concepto antes de la crisis. La diferencia, si lo ponemos en contexto, es prácticamente igual a lo que se gastó en 2018 en prestaciones de desempleo, algo más de 17. 600 millones. De tal manera que, si se recortara la deuda y el pago de intereses y volviéramos al escenario pre cris, se podría cubrir a más del 50% de los parados que no tienen ningún tipo de ayudas públicas; con esa importante cifra se multiplicarían por tres lo que se dedicó en 2018 a las políticas activas de empleo y que ascendió a 5.800 millones. Políticas activas de empleo, de las que oiremos hablar tanto en estos próximos dos meses y que son imprescindibles para, por ejemplo, formar a los parados de larga duración, que suelen ser los más jóvenes y los entrados en años, y a los que más cuesta encontrar empleo.

España destinó más de 31.500 millones en 2018 para pagar intereses a los acreedores, el doble que antes de la crisis

En lo que todos los analistas coinciden es en señalar que: o se reducen gastos, o se aumentan ingresos. Y esto no es fácil cuando de los políticos depende y sobre todo cuando el crecimiento es sostenido y visible. Hay que entender que seguimos en números rojos y que el gasto se acelera e impacta en la factura de las pensiones.

Así que, si no enderezamos pronto esta situación como reclama no solo la Airef, sino también Bruselas, el FMI o el Banco de España, el panorama se nos puede complicar. Es cierto que ahora se pagan menos intereses porque el endeudamiento se vincula con tipos reducidos, unos tipos que, sin embargo, subirán y podría escalar hasta los 40.000 millones de aquí a cuatro o cinco años. De nuevo, y en el actual escenario, más de un tercio de lo que España dedica a pagar pensiones.
Volviendo sobre lo que ha dicho la Autoridad Fiscal Independiente, la evolución de la deuda ha supuesto que España no haya aprovechado buena parte de su ciclo expansivo sin reducir el endeudamiento.

Los árboles, en este caso, tampoco nos dejan ver el bosque ya que, el potente crecimiento que hemos venido experimentando en los últimos años, distorsiona la importancia de los datos.

A medida que el crecimiento se modere, como ya está ocurriendo, será mucho más complicado recortar el endeudamiento como ya han hecho otros países de la Eurozona cuyo ajuste en este sentido está siendo más ágil.  Por ejemplo, los países de la moneda única, y en conjunto, han bajado su deuda el 2,1% del PIB, y eso incluso, y a pesar, de que el crecimiento no es muy boyante. Así que España no solo no ha aprovechado que el viento venía de cola, sino que ha hecho de la deuda nuestro talón de Aquiles.

No es fácil hacer entender que seguimos en 'números rojos' y que el gasto se acelera e impacta en la factura de las pensiones

El principal problema reside en las cuentas de la Seguridad Social. Según las previsiones de la Airef, el déficit estructural supera los 15.000 millones y podría triplicarse en las próximas décadas.

El escenario es preocupante y si no se toman decisiones para buscar el equilibrio en las cuentas públicas, se seguirán acumulando miles de millones de euros de deuda año a año. Por ejemplo, en 2019, el Tesoro emitirá la nada despreciable cifra de 35.000 millones en deuda para financiar las necesidades de tesorería de las diferentes administraciones, según los datos proporcionados por la ministra de Economía y Empresa, Nadia Calviño. Cerca de la mitad, 15.000 millones, se destinarán atenuar el déficit de la Seguridad Social.