- El beneficio cae 26% en el primer trimestre (253 millones), castigado por los precios mayoristas.
- Sólo un 12,6% corresponde a generación y comercialización y el resto (87,4%), por distribución.
- La dependencia del exterior nos hace más vulnerables en caso de crisis energética.
- La deuda financiera aumenta un 10% y alcanza ya los 5.902 millones de euros.
- Como la política de dividendo (100% del beneficio), a mayor gloria de la italiana Enel.
El Gobierno español, como diría un castizo, anda "más mosqueado que un pavo en Navidad" con la eléctrica Endesa, y muy especialmente con su accionista mayoritario italiano, Enel. En la junta general de accionista de esta última, celebrada hace unos días en Roma, volvió a quedar muy claro lo poco que le importa Endesa a los italianos, convertida en la vaca de ordeño vía dividendos o vía colocación de activos que no le interesan a la matriz. Dos ejemplos: Enel Green Power España (EGP) y la negativa a poner ni un euro más para adecuar las centrales de Compostilla y Andorra a la normativa europea de emisiones con el fin de llevar más allá del 2020 las centrales de carbón, lo que parece confirmar que están dispuestos a su cierre. Mientras, los resultados en el primer trimestre dejan bastante que desear, y eso que en comparación con los del 2016 recogen ya la actividad de EGP. El resultado neto del trimestre asciende a 253 millones de euros (M€), 89M€ menos que en 2016, esto es, un descenso del 26%. De este resultado, el 12,6% corresponde a generación y comercialización, que ha descendido un 75,4%, y el 87,4% restante lo aporta el negocio de distribución. Esta estructura del margen de explotación, por desgracia, está siendo cada vez más frecuente en el sector eléctrico español, ya que cada vez depende más del trading con la producción externa, especialmente la francesa -requiere menores inversiones en centrales productoras- y eso, al ser un sector estratégico para el país, nos deja en una situación muy vulnerable en caso de crisis energética. El margen de contribución, 478M€ (-5,6%), refleja parte de las causas del mal resultado, un incremento del 35% en las compras de energía, debido al incremento de los precios mayoristas y el incremento por el consumo de combustibles ( 51,6%) debido especialmente al incremento en el impuesto que grava la producción eléctrica. Los gastos de explotación han crecido en 43M€, en especial los de personal, 20M€, por las provisiones debidas a los expedientes de regulación de empleo. Las amortizaciones pese a modificación de la política de amortizaciones de las plantas productoras que han reducido el gasto de amortizaciones, la incorporación de Green Power y otras perdidas por deterioros, han elevado en 29M€ esta partida respecto al 2016 y han dejado el resultado de explotación en 340M€, un 27,4% menos que en 2016. La deuda financiera continúa en franco crecimiento. Al cierre del trimestre, asciende ya a 5.902M€, un 10% más que en 2016, y en la que más del 28% de los vencimientos va más allá del año 2021. Gracias a los bajos tipos de interés del mercado y algún extraordinario como la regularización de los intereses del déficit tarifario, ha permitido un resultado financiero de -28M€, un 45,1% menos que el pasado ejercicio. Sin los extraordinarios resultado financiero hubiese aumentado en un 2,7%. Como cada ejercicio, tal como nos tiene acostumbrados la matriz de la compañía, Enel SPA, haciendo valer su participación mayoritaria en la junta, ha aprobado el reparto de 1.411M€, el 100% de los resultados obtenidos en el 2016, con lo que la compañía italiana se ha llevado 989M€ de Endesa, y lo peor es que ha aprobado una prórroga de su política de expolio actualizando su plan por dos años más en los que espera repartir unos 6.000M€ en dividendos. Por último, sólo recordar un hito que Endesa tiene a corto medio plazo con la central nuclear de Garoña, donde parece discrepar con su socio Iberdrola, que parece proclive a su definitivo cierre. Detrás están también la licencias de otras dos nucleares más, Almaraz y Vandellos, que caducan en el 2020. La compañía ha manifestado su intención de esperar a lo que el Gobierno decida, pero vista la nula predisposición a invertir de Enel Italia, parece más un postureo para compensar el enojo del Gobierno con las centrales de ciclo de carbón. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com