- Y cuidado, porque son gastos que llegan para quedarse.
- En cualquier caso, el negocio progresa: crece el margen de intereses (18,4%) y aumentan las comisiones (7,5%).
- Ahora bien, al accionista le comienza a afectar la política de adquisición de nuevas entidades por los efectos dilutorios que tiene sobre sus beneficios.
No parece que al mercado le hayan gustado los
resultados del BBVA publicados este viernes, referidos al 30 de septiembre. En el momento de redactar este análisis, la cotización bursátil del banco caía cerca de un 5%. Sin embargo, el Ibex 35 iba subiendo alrededor del 1%, por lo que la bajada no era efecto de un dato macroeconómico o político.
Dado que el margen bruto (básicamente, la diferencia entre intereses cobrados y pagados más otros ingresos de la actividad financiera y de mercado) durante los últimos siete trimestres no ha hecho más que subir, parece que el descontento del mercado hay que atribuirlo a la fuerte caída (-10,3%), en este tercer trimestre, del margen neto (el anterior menos los gastos generales: personal, instalaciones, etc.). Es cierto que en las series trimestrales ya se produjo, el año pasado, una caída importante en el tercer trimestre (-7,8%), aun cuando su evolución, de principio a fin, sea muy positiva ( 9,6%). Tal vez sea un dato estacional que se corrija en diciembre, como ya aconteció en 2014, pero tal vez lo que le preocupa al mercado es el fuerte crecimiento ( 12,4%) en este tercer trimestre de 2015, de los gastos generales, algo que no se produjo en el de 2014. Y es que este tipo de gastos vienen para quedarse, a pesar de que el margen de eficiencia se ha mantenido (51,5%) estable.
En cualquier caso, hay que destacar que
BBVA, como el resto de la banca, ha incrementado los principales componentes del margen neto. Así ha ocurrido con su margen de intereses en el trimestre ( 18,4%) y, en menor medida, con sus ingresos por comisiones ( 7,5%). Lo primero es una buena noticia para todos, dado el deterioro que había sufrido en los últimos años este margen, base para que todo lo demás funcione en banca. Además, reducirá la presión de las entidades en la búsqueda de ingresos por otras vías, por ejemplo, a través de las impopulares comisiones.
Una vez registrado este fuerte descenso del margen neto en el trimestre como consecuencia del, a su vez, fuerte incremento de los gastos generales, los márgenes que le siguen muestran una cascada de caídas hasta llegar a un descenso del 14,3% del beneficio, ya descontados impuestos, sin tener en cuenta las operaciones corporativas (-1.840 millones de euros) (MM€) que vuelven el resultado positivo anterior (995MM€) en uno tremendamente negativo (-845MM€).
Los resultados totales de los nueve primeros meses de 2015 siguen siendo positivos, gracias a la contribución de los seis primeros meses del año, pero mucho más reducidos que en el mismo periodo de 2014 (-11,8%). Los márgenes de los nueve primeros meses de este ejercicio, a pesar del deterioro experimentado en el tercer trimestre, han crecido muy fuertemente (12,5% y 12,8%, respectivamente, los márgenes brutos y netos). Así que parece que al mercado no le ha gustado ni el incremento de los gastos generales de este último trimestre, antes comentados, ni las pérdidas en operaciones corporativas.
Por lo demás, los crecimientos del balance consolidado, respecto al de septiembre de 2014, se han debido básicamente a la incorporación de nuevas entidades al grupo. Por su parte, las tasas de rentabilidad y solvencia han caído ligeramente. La mora y su cobertura mejoran, como corresponde a este periodo en el que la crisis comienza a superarse.
Sin embargo, no cabe duda de que al accionista le comienza a afectar la política de adquisición de nuevas entidades -como viene ocurriendo de manera más fuerte en el Santander- por los efectos dilutorios que tiene sobre sus beneficios, mientras las nuevas incorporaciones no comiencen a contribuir a la cuenta de resultados al mismo nivel que lo hace el resto de la organización.
Rodrigo de Silos
rodrigode@hispanidad.com