• El mercado aplaude lo de hoy pero desconfía del mañana.
  • El 70% de los ingresos proviene del exterior, lo cual es de agradecer.
  • La salida  a bolsa de Cellnex ha permitido provisionar la A-7 y Brasil, al tiempo que reduce deuda.
  • Aunque esta sigue siendo elevada.
  • Lo peor: reducción final del patrimonio neto hasta cifras de 5.349 millones de euros frente a los 5.993 de 2014.
La confusión protocolaria de si debemos o no llevar corbata, traje o esmoquin de Alcampo a la audiencia real o a la entrega de los premios de los Goya no deja de ser más que un reflejo de lo complicado de la situación política actual. Estamos en una fase de negociaciones donde los intervinientes no tienen clara la posición que ocupan ni las ideas que defienden. Esta situación tiene su imagen clónica en la actividad empresarial y de la situación financiera actual. Los mercados financieros han adelgazado sobremanera, con una pérdida del norte en la dieta posterior a Navidad. A ello, únanle la existencia de una política monetaria auténticamente descontrolada, de nula eficacia. Todo esto conlleva a que los inversores busquen un lugar en el cielo al margen de la renta variable, caminando de puntillas hacia activos de mayor riesgo. También en la renta fija o el oro, valores refugio tradicionales, donde se enfrentarán con las entidades financieras, asfixiadas con tanto dinero en circulación, ahogadas en el océano de liquidez en el que nos movemos. Esta situación tiene su réplica en la evaluación de los resultados de las empresas que en estas fechas están siendo objeto de registro. Abertis presenta unos resultados sorprendentes, agradables a la vista, encantadores en sus variables más importantes, como imagen de la actividad empresarial española y posible indicador adelantado de lo que nos viene encima. A pesar del crecimiento de márgenes y de negocio, con récord de beneficios, los inversores le castigaron con una subida por debajo del Ibex. Dicho de otra forma, los buenos resultados nos llevan a plantear, fiados de los augurios financieros, una duda sobre su recurrencia en el tiempo de esas cifras tan halagüeñas. Recoge unos ingresos de 4.378 millones de euros –un 5% más–, con un resultado de 1.880 millones, nada más y nada menos que un 187% más que en el periodo anterior. Obviamente estas cifras excepcionales son consecuencia de unos resultados extraordinarios, derivado de las plusvalías de la salida a Bolsa de Cellmex. Sin tales cifras, el EBITDA comparado crece sólo un 5%, al igual que el beneficio, cifras más coherentes con la situación actual. El EBIT aumenta un 12% fruto importante de su buen y equilibrado comportamiento. Gracias a la diversidad geográfica, algo de lo que presume Abertis, mantiene una senda firme en el cumplimiento de los objetivos de su plan estratégico. En este sentido, en 2016 espera alcanzar sus metas empresariales sobre la base de una positiva evolución del tráfico en sus principales mercados de autopistas de peaje, sólida cartera de proyectos y un balance algo más ligero de riesgos. El 70% de los ingresos proviene del exterior, lo cual es de agradecer. Las inversiones alcanzan los 1.074 millones de euros de los que 811 son del exterior, 95 millones para inversión operativa y 168 para nuevas adquisiciones. Su deuda, consecuencia de las plusvalías de Cellnex y a la generación de caja ha llevado a una reducción significativa en la deuda neta hasta cifras de 12.554 millones de euros, frente a los 13.789 de 2014, un 10% menos. La ratio deuda neta / ebitda se sitúa en 4.7x. El 90% de la deuda es a largo plazo y el 88% a tipo fijo, toda una garantía. Llamativo es el deterioro de activos reconocido en resultados reflejando unas sorprendentes cifras de 1.622 millones quedando su resultado antes de impuestos en -1.221 millones frente a la ganancia del periodo anterior por valor de 1.042 millones de euros. El resultado de las actividades interrumpidas refleja el efecto de Cellnex con un beneficio por valor de 2.721 millones. Tantas cifras y tantos cambios para una reducción final del patrimonio neto hasta cifras de 5.349 millones de euros frente a los 5.993 de 2014. El futuro incierto, su evolución coherente con la actividad económica mundial. Conclusión: a una audiencia real se lleva traje oscuro, camisa blanca, corbata sin estridencias y en perfecto estado de revista. A la entrega de unos premios se agradece, en el caso de los caballeros, traje o esmoquin y siempre con la botonadura adecuada. En el caso de las damas, depende de que quieran aparecer en la alfombra roja y de las críticas que estén dispuestas a asumir. Lo que marque el protocolo, en cualquier caso, no vayamos a confundir las verdaderas ideas que defendemos. Rodrigo de Silos rodrigode@hispanidad.com