Amplio eco internacional de la salida de España del rey emérito
Nadie podrá decir que no lo advirtió en su discurso-mitin del viernes 5 de octubre. Pablo Iglesias fue muy claro en sus condiciones a Pedro Sánchez para aprobar los Presupuestos. La petición principal era termina con la inviolabilidad del Rey. Lo que persiguen en Podemos es que Juan Carlos I entre en prisión. Ese sí que sería un golpe de gracia a la monarquía y conllevaría la conversión de España en república.
Aclaremos algo: Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, el socialista no por reflexión intelectual sino llevado por su inconmensurable vanidad, no persiguen al Rey por monárquico, sino porque La Monarquía encarna a la España católica. Por eso, en algunas pancartas, últimamente habituales en Cataluña, los hay que se fotografían con un cartel que demuestra esta tesis, donde se lee un mensaje a los Willy Toledo: primero una blasfemia contra Dios, luego arremeten contra la monarquía española para finalmente reclamar la III República española o la república catalana, según depende. La línea argumental –por decir algo– del silogismo –por decir algo– insulto es siempre la misma.
Para eso hay que derogar la inviolabilidad de Felipe VI y, sobre todo, la de Juan Carlos I
Va todo unido: contra Dios, contra España, contra los Borbones y por la república. ¿Acaso porque Juan Carlos I o Felipe VI son ejemplos de fe y virtudes cristianas? Hombre, no me haga reír. Hablamos de monarquía católica, no de monarcas católicos.
Ocurre que España no se entiende la monarquía sin la fe cristiana del pueblo español a lo largo de su historia y los monarcas españoles han gozado del respaldo popular mientras los príncipes han sido coherentes con esos principios cristianos. Y cuando no, España y la monarquía española han empezado a declinar.
Es curioso, en otros países católicos, el cristianismo y la monarquía han sido dos realidades separadas; en España han ido insolublemente unidas. ¡Y mira que hemos tenido reyes y reinas golfos y golfas!
Al parecer, en el actual palacio de la Zarzuela no son muy conscientes del peligro, pero Pablo Iglesias sí lo es de la oportunidad. Por eso, pide acabar con la inviolabilidad del Rey por la vía de una reforma constitucional. Lo que quiere, para ser exactos, es meter al Rey en la cárcel, porque un monarca condenado en los tribunales –los jueces son los nuevos dioses del progresismo– sería la inauguración de la III República Recuerden que la Segunda solo llegó mediante un golpe de mano, pero los no comunistas de hoy son aquellos que no quieren llegar al poder por la revolución en las calles: resulta más cómodo, y menos arriesgado, ganar las elecciones en las urnas y luego imponer su dictadura a través de las muy demócratas fuerzas de seguridad y mediante los tribunales con marchamo democrático.
Pablo Iglesias y Pedro Sánchez no persiguen al Rey por monárquico, sino porque a Monarquía encarna a la España católica
Pablo Iglesias es muy consciente de que desea esa III República atea, para instaurar un nuevo régimen de los soviets. Es muy consciente de que, para eso, necesita meter al rey Juan Carlos I en la cárcel. Ya lo han intentado con su hija, la Infanta Cristina. La izquierda española necesita más jueces Castro.
¿Y Pedro Sánchez? No, no creo que sea consciente de la senda que indica el dedo de Iglesias. El único objetivo de Sánchez consiste en mantenerse en Moncloa pero su inconmensurable vanidad, el ansia de sentirse presidente de la República, como el mismísimo Manuel Azaña, le puede llevar a perpetrar cualquier necedad. Por ejemplo, esa reforma constitucional que termine con la inviolabilidad del Rey Juan Carlos, seguido de una imputación del anterior monarca, por una tal Corinna, sin ir más lejos, y que el hombre de la transición democrática del 78 acabe ente rejas. Momento ideal para hacer surgir una nuevo Régimen, republicano y antifascista, por supuesto, en el que Pedro Sánchez estaría encantado con jugar el papel de Manuel Azaña… sin reparar en que don Manuel fue fagocitado, en menos de cinco años, por los comunistas y anarquistas, por los ‘pablos’ del momento.
El líder de Podemos ha aprendido esta lección, más que de la historia de España, del Régimen bolivariano, ejemplo egregio del neocomunismo actual para alcanzar el poder.
Es el objetivo de la izquierda española, que sufre de cristofobia como ninguna otra izquierda en el mundo: acabar con la Monarquía para poder acabar con la Iglesia. Con la Iglesia no acabarán nunca, ni los mismos cardenales han sido capaces de conseguirlo, pero los chicos morados sí saben que la monarquía española será monarquía católica o no será.
Pedro Sánchez tampoco lo sabe, pero lo más sorprendente es que lo ignore SM Felipe VI.