• Es decir, para las próximas elecciones.
  • Perdida la oportunidad de que Rajoy se retirara, ahora toca jugar a moción de censura.
  • María Pico (Caracoles), su principal asesora, intentará hacerle más 'amable'. Empezará a cortar cintas e inaugurar certámenes y a recibir todo tipo de premios.
  • Y que sea algo menos odiada en Génova.
  • El enemigo a batir: Núñez Feijóo.
  • Eso sí, conservando la Vicepresidencia y, lo que es más importante, la portavocía.
  • Cosa que Rajoy aún no le ha prometido.
María González Pico, jefe de Gabinete y, sobre todo, de imagen, de la vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría (ambas en la imagen) lo ha pasado mal durante los últimos meses. Son uña y carne pero su jefa se había empezado a cansar de la promesa de la gran rasputina de Moncloa, que le prometía presidencia a costa de librarse de todos los delfines de Rajoy. Y la verdad es, con formas más o menos caballerescas -aunque no es un caballero sino una señora- y con un poco de suerte -motivos de salud, cansancio, enfados de don Mariano- etc., los delfines como Ana Pastor, García Margallo, José Manuel Soria, Luis de Guindos, han ido desapareciendo. En cualquier caso, María Pico, más conocida como la Caracoles, no forja amigos para sus jefes, pero enemigos… puede conseguir una legión. Así, hasta llegar al largo año 2016 sin gobierno. Pico contempla entonces su gran posibilidad: que un Rajoy desanimado y harto arrojara la toalla y se necesitara un sustituto de urgencia: Soraya. Pero el ciclotímico Rajoy se ha recuperado de la depre y piensa seguir. No pasa nada. Hay un plan B. Pico intenta ahora hacer 'amable' a Soraya -no tiene por qué ser una tarea fácil- y, sobre todo, hacerla más visible. Tiene que salir a cortar muchas cintas, sin perder, naturalmente, su mejor baza: la Vicepresidencia y portavocía del Gobierno, a lo que le disputaría Jorge Moragas, futuro ministro. Siempre con la mirada fija en el nuevo delfín oficial, Núñez Feijóo, con la composición del nuevo Gobierno Rajoy (no olvidemos que hay muchos empeñados en que Rajoy prescinda de Soraya) y en una legislatura de dos años culminada con una moción de censura. Además, María Pico -¡cuánto trabajo!- tendrá que hacer que Soraya cuente con algún apoyo en Génova. Ahora mismo sus apoyos le representan por un número impar siempre inferior a tres: ella misma. Y todo ello siempre que, claro está, Rajoy la mantenga como vicepresidenta y portavoz del Gobierno: la intención de Rajoy, pero el señor Mariano es gallego: oficialmente no hay promesa alguna… sobre todo, porque tampoco hay gobierno alguno. Eulogio López eulogio@hispanidad.com