- La española avanza un 25,05% en bolsa desde enero, en línea con el sector, por la subida de los precios del petróleo.
- Sólo se superan Shell y BP, segunda y tercera por tamaño, pero no el número uno, Exxon, ni la cuarta, Chevron.
- En dos años, el barril de crudo ha pasado de 100 a 26 dólares y ahora está por encima de 45.
- Un trasfondo revuelto por el enfrentamiento Arabia Saudi-Irán, la sobreproducción y el fracking.
- Toda apunta a un recorte de bombeo por la OPEP, aunque hay que esperar a la cumbre de día 30.
No todas las
petroleras reaccionan en
bolsa del mismo modo ante su principal problema desde hace dos años: los precios del petróleo. Es el
aliciente del cuadro adjunto, que mide la evolución de las compañías por el valor de sus acciones desde enero hasta ayer, martes, 15.
La compañía que más se ha revalorizado ha sido la angloholandesa
Royal Dutch Shell, un 31,8% y la más penalizada, la italiana
Eni, controlada por el Estado (-7,37%). En la parte superior de la tabla está
Repsol, que avanza en bolsa un 25,5%, frente a la caída del 6,77% del Ibex 35, como veremos.
En otras palabras, la comparativa dibuja un escenario
interesante con una primera conclusión: el sector se está recuperando. Otra cosa es que por compañías esa recuperación sea desigual.
Tamaño, por ejemplo, no es igual a
rentabilidad, y entre las más grandes -la americana
Exxon, Royal Dutch Shell, la británica
BP y la americana
Chevron- la suerte es desigual. A Repsol, en términos de bolsa, le superan sólo la segunda y tercera más grandes, y está bastante mejor que el
número uno (Exxon) y la cuarta.
Pero el
termómetro bursátil no tiene otra lógica que el precio del barril, que ha provocado un estado de pánico en las petroleras desde 2014. El
Brent, de referencia en Europa, está por encima de los 45 dólares (ayer subió un 5,5%) y en esa tendencia está jugando también dentro de la
OPEP para llegar a un acuerdo de recorte producción en la
cumbre del 30 de noviembre. Es probable hasta que se confirme, si se confirma.
La evolución desde octubre de 2014, cuando barril estaba a 100 euros, ha sido más que sinuosa y con un
trasfondo bastante revuelto al que han contribuido también los
intereses geopolíticos. El barril cerró 2014 a 60 dólares, cotizó a una media de 55 en 2015 y la medida de 2016 está en 43 dólares, aunque en enero y febrero bajó a 26 dólares de media.
En esa evolución han
jugado no sólo la
demanda internacional (en función de las previsiones económicas). Esa demanda ha crecido al 1,6%. Pero
juegan también otros factores, como la presión de los principales
productores (sobre todo Arabia Saudí), que no han dejado de bombear
a pesar de la caída de precios, y la extracción vía
fracking (fractura hidráulica), que lidera
EEUU, aunque no a cualquier precio (si es bajo la inversión no compensa).
Volviendo a la
realidad de las petroleras, ya les contamos que
Repsol descorchó el cava gracias a Vladimir Putin. En efecto, tras el llamamiento del presidente ruso para poner orden en el sector -es decir, para
dejar de bombear en exceso- el barril llegó a tocar los 54 dólares, pero más importante: ese llamamiento prendió entre los grandes países productores. Fue en el reciente
Congreso Mundial de la Energía, en Estambul.
Todo apunta ahora a que habrá un acuerdo en la OPEP, pero hasta que no se concrete el crudo se moverá con mucha
volatilidad.
No es para menos, ateniéndonos a los precedentes: la
guerra que libran
Arabia Saudí (primer productor) e
Irán, que ha aumentado sustancialmente el bombeo desde el acuerdo con EEUU (fin del bloqueo). En el mercado OPEP, Irán tiene una cuota del 11,1% y se niega a recortar. La consecuencia, si hay desacuerdo, es que
Arabia Saudí (sunita) seguirá sus trece: más bombeo para aplastar a los chiítas iraníes, a pesar de que las cuentas públicas saudíes no van como iban (por el déficit público).
No es el único factor de desestabilización. También se esperaba que
Irak bombeara menos, por la guerra contra el
Estado Islámico, pero no ha sido así: tiene una cuota del 13,3%.
Y a eso se añade, finalmente, la oferta de los países productores que no están en la OPEP.
La revalorización de Repsol, en clave nacional, destaca también frente al
Ibex, que cae un 6,7% en el año, y frente a los reveses de otros valor importantes:
Santander (-0,1%),
BBVA (-6,16%),
Caixabank (-6,95%),
Iberdrola (-9,19),
Gas Natural (-12,37%) o
Telefónica (-15,89%)
Rafael Esparza