• Sólo diez de los 28 países apoyan un impuesto sobre las transacciones financieras para frenar la especulación.
  • Quedan fuera los mercados de divisas y de deuda, tan especulativos o más que los de renta variable.
  • El impuesto, que estaba previsto para 2014, se retrasa de nuevo, hasta 2017, pero con más sombras que luces.
  • El más explícito,  Schäuble: "Nos preguntarán qué hemos hecho cuando llegue la próxima crisis. ¿No han aprendido nada?".
  • Países bajo sospecha, como Holanda o Luxemburgo, no quieren saber nada y Reino Unido amenaza con los tribunales.
La aplicación de una tasa Tobin en Europa se retrasa de nuevo y tal vez no vea nunca la luz. Es un arma poderosa contra la especulación financiera, pero si no hay acuerdo entre los socios, difícilmente verá la luz. O sí. Según la propuesta presentada este martes en Bruselas, existe voluntad para que sea una realidad dentro de dos años. O no. De momento sólo diez de los 28 países apoyan que se aplique en su territorio. Veamos. Esa tasa, que estaba previsto que comenzara a aplicarse en 2014, se retrasa como poco hasta 2017. La tasa recibe su nombre del economista americano que la propuso, James Tobin, en los años 70. Su idea, resucitada después, era penalizar con impuestos la especulación financiera. Tanto especulas, tanto pagas, para que especules menos. Ahora bien, el objetivo principal era contener la volatilidad, entre otros, en el mercado de divisas, el más especulativo de todos. La Unión Europea, sin embargo, no se plantea aplicar la tasa en ese mercado cambiario, sino sólo para la compra de acciones y derivados. En eso quedará, si queda en algo, el impuesto de transacciones financieras. Se deja fuera también el mercado de renta fija y la deuda soberana, otros mercados que tal bailan en la escabrosa nebulosa de la especulación. ¿En qué quedará el impuesto y cuándo empezará a aplicarse? Eso, de momento, es un misterio. Lo único claro es que los impulsores de la tasa, entre ellos España, se dan un nuevo plazo, hasta junio de 2016, para llegar a un acuerdo. Pero tendrán que concretar desde a qué negociadores afecta y sobre qué tipos de acciones, en función del origen de la empresa. Entre los defensores de la tasa están diez países. Además de España, economías fuertes como Alemania, Francia e Italia, pero no otras como Reino Unido (amenaza incluso con llevarla a los tribunales si le afecta porque la apliquen otros), Holanda o Polonia. No quieren saber nada de ella tampoco Irlanda o Luxemburgo, que ya se benefician lo suyo con la ingeniería fiscal de las multinacionales. Además de los citados, en fin, apoyan la tasa Tobin Bélgica, Austria, Portugal, Grecia, Eslovenia y Eslovaquia. También secundaba el impuesto Estonia, pero ya se ha desmarcado. Europa parece, en suma, que no ha aprendido nada de los estragos de la última crisis financiera, cuyas raíces son esencialmente especulativas. ¿Se acuerdan de cuando Nicolas Sarkozy, entonces presidente de Francia, hablaba de la necesidad de reformular el capitalismo, por sus excesos? Todo ha quedado en una idea vaporosa, aunque todos tenían claro que la especulación acaba contaminando, como así ha sido, la economía real. De crisis financiera a crisis económica. Es un paso. Es un consuelo, en cualquier caso, que todavía queden países que no quieran olvidar. El más explícito, en ese sentido, ha sido el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble: "Nos preguntarán qué hemos hecho cuando llegue la próxima crisis. ¿No han aprendido nada?". Rafael Esparza rafael@hispanidad.com