Ferrovial nota la incertidumbre del Brexit en sus cuentas y eso que aún no se ha dado el divorcio en sí
Lo que en verano de 2009 parecía un buen negocio para Amey, filial de Ferrovial en Reino Unido -mantenimiento y gestión de las carreteras de Birmingham, por 3.000 millones de euros- se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza y ha provocado pérdidas de 161 millones de euros en el primer trimestre del año.
El grupo que preside Rafael del Pino ha tenido que provisionar 237 millones para cubrir, precisamente, posibles pérdidas relacionadas con este contrato, después de perder el primer juicio que mantienen con el ayuntamiento de esta localidad británica. La sentencia no es firme y está recurrida.
En cualquier caso, la bolsa ha condenado a la compañía, que cae un 0,63% frente a un Ibex que, cuando se escriben estas líneas, sube un 0,24%.
A pesar de todo, no hay que perder de vista que estamos hablando de la constructora líder de nuestro país, con un valor en bolsa de 14.000 millones de euros, frente a los 9.700 millones que capitaliza ACS.
Eso sí, el trimestre tampoco ha sido excesivamente bueno. La facturación ha caído un 6,3% y no ha superado los 2.704 millones de euros, fundamentalmente por la desconsolidación de las autopistas de Portugal y por la finalización de los contratos de la filial australiana Broadspectrum referentes a la inmigración.
Al final, si excluimos Birmingham, el beneficio del grupo a 31 de marzo habría sido de 76 millones de euros, un 3,3% superior al de un año antes. Por cierto, la compañía ha nombrado a Óscar Fanjul, hombre de confianza de Alicia Koplowitz, consejero coordinador de la compañía.