- Francisco denuncia en su primer discurso que "la incapacidad para conciliar diferencias y desacuerdos, ya sean antiguos o nuevos, ha dado lugar a tensiones étnicas y religiosas, acompañadas por brotes de violencia".
- Por eso, añade que "los creyentes de las diversas tradiciones religiosas tienen un papel esencial en el delicado proceso de reconciliación y reconstrucción que se está llevando a cabo en este país".
- Sri Lanka ha vivido décadas de guerra civil, que finalizó en 2009.
- "Lo más importante es que todos deben estar dispuestos a aceptarse mutuamente, a respetar las legítimas diferencias y a aprender a vivir como una única familia".
El Papa Francisco se encuentra de visita pastoral en Sri Lanka, donde ha pronunciado su primer discurso en el aeropuerto de Colombo, tras ser recibido por el presidente de la República, Maithripala Sirisena, y por miles de personas, entre ellas cristianos, por supuesto, pero también budistas, musulmanes e hindúes. A todos ellos pidió que asuman su responsabilidad en el "difícil proceso de reconciliación y reconstrucción". No hay que olvidar que Sri Lanka ha vivido décadas de guerra civil, que finalizó hace apenas cinco años, en 2009. El país asiático es la primera escala de su viaje que le llevará también a Filipinas.
"Mi visita a Sri Lanka es fundamentalmente pastoral", ha dicho Francisco al recibir la biemvenida en un país donde la inmensa mayoría (el 70%) son budistas y sólo un 6,1% de los 20 millones de habitantes son católicos. Hay también un 13% de hindúes y un 10% de musulmanes. "Como Pastor universal de la Iglesia católica -ha añadido-, he venido para conocer, animar y rezar con los fieles católicos de esta isla. Un momento culminante de esta visita será la canonización del beato José Vaz, cuyo ejemplo de caridad cristiana y respeto a todas las personas, independientemente de su raza o religión, sigue siendo una fuente de inspiración y enseñanza en la actualidad. Pero mi visita también quiere expresar el amor y preocupación de la Iglesia por todos los ciudadanos de Sri Lanka, y confirmar el deseo de la comunidad católica de participar activamente en la vida de esta sociedad".
A continuación, el Santo Padre -que ha paseado en el 'papamóvil' y ha cancelado una reunión con los obispos por un retraso en su agenda- ha realizado una alusión a la violencia que asola al mundo: "Una tragedia constante en nuestro mundo es que tantas comunidades estén en guerra entre sí. La incapacidad para conciliar diferencias y desacuerdos, ya sean antiguos o nuevos, ha dado lugar a tensiones étnicas y religiosas, acompañadas con frecuencia por brotes de violencia".
Respecto a la situación propia del país, ha recordado: "Durante muchos años, Sri Lanka ha conocido los horrores de la contienda civil, y ahora trata de consolidar la paz y curar las heridas de esos años. No es tarea fácil superar el amargo legado de injusticias, hostilidad y desconfianza que dejó el conflicto. Esto sólo se puede conseguir venciendo el mal con el bien (cf. Rm 12,21) y mediante el cultivo de las virtudes que favorecen la reconciliación, la solidaridad y la paz. El proceso de recuperación debe incluir también la búsqueda de la verdad, no con el fin de abrir viejas heridas, sino más bien como un medio necesario para promover la justicia, la recuperación y la unidad".
Y añadía: "Queridos amigos, estoy convencido de que los creyentes de las diversas tradiciones religiosas tienen un papel esencial en el delicado proceso de reconciliación y reconstrucción que se está llevando a cabo en este país. Para que el proceso tenga éxito, todos los miembros de la sociedad deben trabajar juntos; todos han de tener voz. Todos han de sentirse libres de expresar sus inquietudes, sus necesidades, sus aspiraciones y sus temores. Pero lo más importante es que todos deben estar dispuestos a aceptarse mutuamente, a respetar las legítimas diferencias y a aprender a vivir como una única familia. Siempre que las personas se escuchan unos a otros con humildad y franqueza, sus valores y aspiraciones comunes se hacen más evidentes. La diversidad ya no se ve como una amenaza, sino como una fuente de enriquecimiento. El camino hacia la justicia, la reconciliación y la armonía social se ve con más claridad aún".
En este sentido, ha afirmado que la gran obra de reconstrucción debe abarcar no sólo la mejora de las infraestructuras y la satisfacción de las necesidades materiales, sino también, y más importante aún, "la promoción de la dignidad humana, el respeto de los derechos humanos y la plena inclusión de cada miembro de la sociedad. Tengo la esperanza de que los líderes políticos, religiosos y culturales de Sri Lanka, considerando el bien y el efecto positivo de cada una de sus palabras y actuaciones, contribuirán de manera duradera al progreso material y espiritual del pueblo de Sri Lanka".
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com