- Marta y Cristina Álvarez Guil proponen un pacto a los Areces y a Paloma García.
- Las dos hermanas quieren ser presidentas.
- Y no están dispuestas a esperar hasta el 31 de agosto.
- Florencio Lasaga se resitúa al lado de Dimas: sabe que también van a por él.
- Y la clave radica, una vez más, en el inquietante jefe de Seguridad, Fernández Cernuda.
- El ex policía ha abandonado a Lasaga y se ha pasado a 'las niñas'.
- Pero tanto el patronato como el Consejo apoyan, todavía, a Dimas.
Marta y Cristina Álvarez Guil, hijas adoptivas de
Isidoro Álvarez, están desatadas: quieren tomar todo el poder en
El Corte Inglés y ya no aceptan la tutela de los mayores, en especial de
Florencio Lasaga, presidente de la
Fundación Ramón Areces, que controla un 37% de la compañía.
El objetivo de Marta y Cristina, comandadas por la primera, que es la hermana mayor, es pactar con los
Areces, expulsados de
El Corte Inglés y hoy en los tribunales (9% del capital) y con la otra rama familiar históricamente presente en el Consejo y representada por
Paloma García (7% del capital), con dos objetivos muy concretos: cargarse al presidente, su pariente lejano,
Dimas Gimeno, y hacerse presidentas de la entidad, que otorga mucha visibilidad.
Recuerden que, aunque las hijas de
Isidoro poseen el 15%, controlan
IASA (Isidoro Álvarez SA) que posee un 22,5%, esto es, los dos tercios de la firma donde también figura, como accionista menor, el presidente de
El Corte Inglés, el mencionado
Dimas Gimeno.
Tengan en cuenta que los tres grupos familiares unidos controlarían casi el 40% de la compañía.
A los
Areces les proponen el cese de hostilidades y el reingreso en el Consejo. Y ojo, porque las hijas adoptivas de
Isidoro han conseguido el apoyo del inquietante jefe de seguridad,
Juan Carlos Fernández Cernuda, siempre dispuesto a correr presuroso en socorro del vencedor. Ayer con
Lasaga, hoy con las
Guil.
Las hermanas Guil intentan convencer a los consejeros de la firma pero la mayoría de estos se resiste. Lógico. No vamos a decir que las cosas vayan bien, pero lo cierto es que con
Dimas Gimeno, El Corte Inglés empieza a sacar la cabeza del agua y es justo ahora cuando
Dimas se ha reivindicado frente a los consejeros y frente al
Patronato de la Fundación Ramón Areces. Insisto, no es que se haya salido del agujero donde
Isidoro Álvarez dejó a la compañía durante su última y desastrosa gestión de la crisis, pero al menos se empiezan a tomar medidas, que ya es algo.
Y justo también cuando Florencio Lasaga ha dejado de inspeccionar a Dimas Gimeno y ha comprendido que es el momento de una nueva generación de gestores que suceda a "los abuelos".
Por cierto, las hermanas Guil no están dispuestas a esperar hasta el 31 de agosto. Si consiguen el apoyo del Consejo de El Corte Inglés -lo tienen difícil- y el del Patronato -probablemente éste aún más complicado-, convocarían una junta extraordinaria de accionistas. Pero eso, como digo, es poco probable. Otra cosa es que consigan el voto de los García y de los Areces. Entonces su locura podría hacerse realidad.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com