- Preparan el cese del secretario general.
- El día 26, tras las elecciones vascas y gallegas, Zapatero intentará cesar al secretario general y crear una gestora.
- Inasequible al desaliento, Sánchez intenta formar gobierno con Ciudadanos, nacionalistas y la abstención de Podemos.
- Pero ojo, la vieja guardia del PSOE está noqueada, tras la dura sentencia de Griñán y Chaves.
- En el PP, nadie se atreve a decirle a Rajoy que se haga a un lado, aunque muchos lo piensan.
- Sobre todo, Soraya Sáenz de Santamaría, que no puede dejar pasar su oportunidad.
- Pero el presidente, aunque desanimado, se empeña en gobernar media legislatura.
- En cualquier caso, en el PP manda la tendencia suicida.
Si yo fuera politólogo
diría que los dos partidos que vertebran la democracia española, PP y PSOE, están al borde del abismo y están poniendo en peligro el mismo sistema. Como no lo soy, diré que lo que está en peligro es la carrera política de
Pedro Sánchez y de
Mariano Rajoy. Sobre todo la del primero, a quien se empiezan a referir como "el desastre".
Veamos,
en el PSOE nadie habla bien de Sánchez salvo los que tienen cargo gracias a Sánchez.
El expresidente Zapatero dirige la rebelión. Si se la pega en
Galicia y en Euskadi -y es posible que así sea- el mismo día 26, sin esperar a la cuestión de confianza en el parlamento catalán, se propondrá la creación de una gestora y que
Sánchez se marche a casa.
Éste está nervioso por primera vez. Se la puede pegar en Galicia y en Vascongadas. Hasta ahora, su postura ha sido la de fumarse un puro ante las amenazas. Ahora no, pero
José Borrell el único que le ha pasado la mano por el lomo, le ha animado a su última locura: un gobierno con Ciudadanos y con la abstención de algunos nacionalistas -sobre todo los catalanes- y de
Podemos. La abstención de
Pablo Iglesias se puede conseguir, asegura Sánchez, sin explicar cómo. El caso es que no deja de hablar con
Rivera y con Francesc Homs.
¿Posibilidades de éxito? Casi ninguna.
Ahora bien, lo cierto es que
la vieja guardia del PSOE, a la que solemos referirnos con el hombre, poco riguroso, de felipismo,
no atraviesa su mejor momento, tras la durísima condena a
José Antonio Griñán y Manuel Chaves por el caso de los eres en Andalucía. Por la misma razón,
Susana Díaz a lo mejor tendría algo que explicar.
Pasamos al PP,
que también tiene lo suyo. Lo del PP es tendencia suicida.
Rajoy también tiene muchos detractores en sus filas pero lo cierto es que nadie se atreve a levantar la mano para que se marche.
Tampoco Soraya Sáenz de Santamaría, obligada a aprovechar su oportunidad, porque para ser presidenta del Gobierno, necesita que
Mariano arroje la toalla ahora.
Pero el plan de Rajoy no es ese:
el plan de Rajoy consiste en formar gobierno con la abstención de un PSOE dividido, gobernar durante dos años y luego
convocar elecciones. Y al candidato del PP que le nombren en primarias. Y, o mucho cambian las cosas, o en dos años Soraya contará con tan pocas simpatías en el partido como ahora.
Luego está el problema externo: la progresía de izquierdas española se mueve mejor que la de derechas. Así,
PSOE, Podemos y la no-izquierda de Rivera se han empecinado en que vale cualquiera del PP menos Rajoy, un revivido 'Maura, no'. Y esa losa es difícil de sobrellevar. Así, nos encontramos con el caso
Rita donde los populares compiten por echarse cieno encima, cuando estamos hablando de un blanqueo de dinero de 1.000 euros por parte de Barberá
y de 30.000 euros en su conjunto. Montar una escandalera por estas cantidades demuestra que España es un gran país que está como una cabra. Cainita y suicida. Como decía el presidente argentino
Macri, "no entiendo lo que pasa en España. Pero si la economía marcha bien… ¿Por qué no se forma gobierno?".
Pero el problema del PP es
la tendencia suicida de un partido que empezó siendo cristiano, y
ahora no es sino una máquina de poder con más experiencia que otros pero, seguramente, con el mismo hedor. ¿A corrupción? No,
a tedio, que es peor.
En el PP se hace ahora realidad la frase de Marx (Groucho): "
Estos son mis principios. Pero si no le gustan tengo otros".
La única diferencia entre
Rajoy con Sánchez es que el primero ha abandonado sus principios y el segundo no: nunca los tuvo.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com