• La salida del ya exembajador de España en Reino Unido protagoniza la vida política española.
  • No el Yak 42, no, sino el hecho de que Federico Trillo debería haber sido cesado, humillado y fusilado.
  • Y no será Rajoy o Méndez de Vigo quienes defiendan a un viejo compañero si vienen mal dadas.
  • Pensiones. El Gobierno Rajoy no se atreve a retrasar la jubilación ni a fomentar la natalidad.
  • Lo primero no agradaría a los trabajadores, la segunda enfadaría a las feministas.
  • Cuando estalle el problema de las jubilaciones, ellos ya no serán ministros.
  • Educación: al ministro Méndez de Vigo le gusta el actual sistema de financiación.
  • Es decir, el poder para los políticos, para los sindicatos y para los empresarios. Los padres que se fastidien.
Consejo de Ministros del viernes 13 de enero (con perdón). Íñigo Méndez de Vigo -conocido por sus mejores amigos como Méndez de Lugo- sale acompañado por la titular de Trabajo, Fátima Báñez (ambos en la imagen). Insisto, una de los ministros más capaces de Rajoy. Primero, porque hizo la mejor norma económica de la Legislatura: la reforma laboral. De hecho, su defecto es que se quedó corta. Eso sí, como tantas otras mujeres del proscenio político, ante todo está pendiente de su balance personal. Y la verdad es que es bueno. Báñez es una de esas propagandistas de primer nivel que sabe decir la verdad y nada más que la verdad… aunque no toda la verdad. Pide moderación salarial y argumenta estupendamente bien la evolución de la capacidad adquisitiva real de los trabajadores pero, al mismo tiempo, oculta que se han pasado cinco años congelando el salario mínimo y, al final, se ha visto obligada, sin mayoría absoluta, a subirlo un 8%. Y resulta que no ha pasado nada. Lo mismo con las pensiones. Asegura la ministra que el 70% del pago de las pensiones depende de las cotizaciones. Claro, pero eso es una foto fija mientras que estamos hablando de una población aceleradamente envejecida, con esperanza de vida creciente… y con una población menguante. Pero claro, el éxito para una ministra es triunfar en un lapso de cuatro años. Y el problema de las pensiones es que al ritmo actual se colapsará cuando ya los ministros actuales no sean ministros. Por eso, ni Báñez, ni ningún otro político, seamos sinceros, se atreve a tomar hoy medidas impopulares como retrasar la edad de jubilación o fomentar la natalidad. Lo primero no agradaría a los trabajadores, lo segundo enfadaría a las feministas. En cualquier caso, Báñez nos habla de empleo y pensiones que, con todo respeto, hacia el ministro portavoz, resulta mucho más importante que el diálogo político o que el asunto más reclamado por una clase periodística formada por especialistas políticos que, no se lo van a creer, no preguntaron ni por el empleo ni por las pensiones, ni por la consunción demográfica: preguntaron por Federico Trillo. Y lo malo no es el asunto sino cómo se planteaba. Como algunos familiares de los militares muertos en el Yak-42, no estoy seguro de si lo que querían era justicia o venganza. Los periodistas digo. Al parecer, Trillo debía haber pedido perdón (no le habrían perdonado) y además condenarse a la indigencia. Y si podía ser fusilado, mejor que mejor. De pronto, la clave periodística monclovita, miren por dónde, se olvida de que los jueces han absuelto una y otra vez a Trillo (insisto, un político que no me cae nada bien). Y la busilis de la cuestión es que no bastaba con la dimisión: tenía que ser cese y humillación pública. Y no será el PP quien deje caer un antiguo compañero. Ese no sería el PP ni sería España, donde tanto nos gusta pisarle el rabo al león después de muerto, hacer leña del árbol caído y a moro muerto gran lanzada. Y el Pacto por la Educación, claro está. Méndez de Vigo, que además de portavoz se ocupa de Educación en sus ratos libres, asegura que a él le gusta el sistema actual de financiación de la enseñanza. Es decir, escuela pública creciente y escuela privada concertada un pelín menguante. De esta forma, el poder está en el Gobierno, en los sindicatos, en los profesores, en los empresarios (aunque siempre amenazados, como los del colegio madrileño Juan Pablo II). Los únicos que no deciden son los únicos que deberían decidir: los padres. Pero como repite Méndez de Vigo, citando a don Antonio Machado: "dialogar, es primero escuchar, luego preguntar". Méndez 'de Lugo' asegura que lo que a él le gusta es el sistema actual, que ni hablar del cheque escolar… es decir, lo único que supone la libertad de enseñanza. No, sí va a tener razón hasta Gallardón: el PP siempre renuncia a sus principios… y a su compañeros de viaje. Se trata de permanecer en el cargo. Eulogio López eulogio@hispanidad.com