- Las exigencias de Bruselas paralizan la fusión de la Bolsa de Londres y la Bolsa de Fráncfort.
- El operador británico no acepta desprenderse de la plataforma MTS para negociar deuda mayorista y renta fija.
- Donde Londres ve merma para su negocio, Bruselas ve la amenaza de un monopolio.
- El no británico devuelve la pelota a la Comisión Europea para la futura sede de la bolsa europea.
La fusión del operador de la
Bolsa de Londres (London Stock Exchange, LSE en siglas) y
Deutsche Börse, operador de la
Bolsa de Fráncfort, no saldrá adelante por el rechazo británico a las exigencias de la Comisión Europea en la operación. En concreto, había planteado que venda su participación del 60% en la plataforma electrónica de negociación
MTS, que sirve para cruzar la negociación mayorista de
deuda soberana y valores de
renta fija.
Para la Bolsa de Londres esa condición es inaceptable porque "podría poner en peligro" su negocio y sus relaciones "cruciales" con los
reguladores, y para Bruselas es una condición
sine qua non para evitar una situación de
monopolio.
Comienza a plasmarse así, de algún modo, el
Brexil bursátil, antes de que se conozcan las consecuencias de la separación real del
Reino Unido de la
Unión Europea. Son, de hecho, los dos mayores operadores bursátiles europeos.
La plataforma MTS, de donde proceden buena parte de los ingresos para la Bolsa de Londres, está considerada como
entidad sistémica en Italia por su papel en la negociación de bonos del Gobierno italiano, lo cual es un problema.
Las versiones de la
ruptura, sin embargo, son distintas según las partes, aunque ya es de por sí significativo que el nombre de la nueva sociedad,
UK TopCo, diera preferencia a las siglas de
United Kingdon (Reino Unido).
Según el comunicado de la LSE, la exigencia de Bruselas "hace improbable que la Comisión autorice la fusión",
aunque seguirá negociándola (estaba prevista para finales de marzo).
Deutsche Börse culpa a la decisión unilateral de la Bolsa de Londres, no de la Comisión Europea.
La fusión se planteaba "entre iguales", con un valor de la nueva sociedad por encima de los 25.000 millones, y un
ahorro de costes de 450 millones anuales.
No obstante, hay otra lógica en la operación por la preferencia británica, según la naturaleza de las dos bolsas: la alemana, como la
Wall Street, es más industrial, y la británica es más financiera (o especulativa), como la
City londinense.
El nuevo escenario, en cualquier caso, deja la pelota en la Comisión Europea para la futura sede de la
bolsa europea.
Rafael Esparza