Ejercicio 2019 de Caixabank. Probablemente la mejor cuenta de resultados de los cinco grandes. Y así lo ha entendido la bolsa, que le ha premiado con la mayor subida a la entidad en el momento de su presentación.

El consejero delegado, Gonzalo Gortázar, presume -puede hacerlo- de los logros de un modelo de negocio bancario que ahora todos intentan imitar: 27,1% de cuota en nóminas (4 millones de nóminas en toda España) y el 22,5%, en cuota combinada de tres valores fuertes: fondos de inversión, fondos de pensiones y seguros. O sea, las comisiones del futuro. La tasa de morosidad está en el 3,6%. Y el CET-1 (el más importante, no se engañen, de los parámetros sobre recursos propios) en el 12% mientras el BCE pide un 8,8%.

Mantiene el pay-out en el 52% a pesar del descenso de beneficios, que no sé yo si le va a gustar mucho a Criteria, su principal accionista con un 40%.

En España, Caixabank es, por tanto, el líder absoluto de la banca en la península ibérica, con un 28% de penetración en España, en Portugal el 13%. Y encima crecen en cuota de crédito hacia el 16% y en negocio recurrente.

Ahora es el momento de pensar en crecer, no por fusión sino por internacionalización

Y no descuida el mundo rural. Posee 1.100 oficinas en domicilios de menos de 1.000 habitantes y ha normalizado sus unidades principales: Segur Caixa, Erste Group, BPI, todas ellas aportan lo suyo.

¿Todo es de color de rosa? No, a pesar del macro ere -acuerdo laboral si lo prefieren- el ratio de eficiencia empeora. No hay medidas laborales previstas para 2020, sólo para personas de más de 58 años pero es evidente que el principal reto de Gortázar para 2020 es reducir costes.

Por lo demás, Caixabank se ha convertido en la liebre a seguir. Ahora es el momento en pensar en alguna otra expansión. No por fusión, que eso choca con los intereses del actual Consejo, sino por internacionalización.