Elitista, insolidario, egoísta… El Real Madrid y otros once grandes clubes europeos han lanzado la Superliga continental. Sólo para esos 13 elegidos. El iniciador del revolucionario proceso es Florentino Pérez, ¡Oh capitán, mi capitán”. Según él, “vamos a ayudar al fútbol a todos los niveles a ocupar el lugar que le corresponde en el mundo”.

Europa, y entre los líderes continentales Boris Johnson y Emmanuel Macron, ya han respondido que por encima de su cadáver. Todo podría ocurrir.

En el entretanto, la UEFA se ha apresurado a recordar que el jugador que juegue esa Superliga no podrá participar en fútbol de selección. Hablamos de cosillas como la Eurocopa o el Mundial, aunque la Organización de este último corre a cargo de la FIFA.

En resumen, ¡Oh capitán mi capitán! liquidó el fútbol de cantera en el Real Madrid y ahora pretende acabar con el fútbol de selección, porque los clubes tienden a sustituir a las selecciones de fútbol: muy poco patriótico, ¡Oh capitán, mi capitán!

En cualquier caso, Superliga, ¿para qué? Para hacer dinero, a costa de crear una organización elitista… y destrozando al resto de competiciones y a los grupos pequeños. Además, la Liga de Campeones es eso: liga, así que: ¿para qué una Superliga?