El presidente del Gobierno tiene pocas ideas pero están muy presentes en el sentir nacional, quizás porque las repite mucho. Son ideas confusas y, entre estas confusiones, hay una que se lleva la palma:

Pedro Sánchez confunde el Estado con el Gobierno. Exige a la oposición lealtad en cuestiones de Estado. Es decir, con todo lo que él hace. Incluso cuando se discrepa de su cobardía con Nicolás Maduro: eso también es deslealtad.

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Al parecer, Casado y Rivera debían haber alentado su cobardía frente al dictador bolivariano, o sea, comunista; que se traduce en una falta de valor de la propaganda monclovita que intentan ocultar con la curiosa idea de que “el presidente está liderando Europa” frente a régimen de Maduro.

Y mientras, Maduro se carcajea de Sánchez. No así Trump, porque este tiene claro cómo hay que echar a Maduro: por la fuerza, utilizando a los militares venezolanos apoyados desde fuera por los militares no venezolanos. De otra manera, Maduro se continuará burlando de España y de Europa, todo a un tiempo. Y a quien seguirá temiendo será a Donald Trump. Por lo menos, a éste se le entiende.

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Por cierto, hablando de confusión entre Estado y Gobierno: también exige Sánchez lealtad a PP y Cs… como él fue leal en Cataluña, ¿sí? Mientas Rajoy -mal, todo hay que decirlo-, intentaba solucionar el asunto catalán, Sánchez ya estaba creado un frentepopulismo para tomar el poder en Madrid y en Barcelona, junto a separatistas y podemitas. No se llevó a cabo porque llegó el 155 y tuvieron que decantarse, pero los mismos socios, todos, hasta los proetarras, fueron los que le hicieron ganar la moción de censura.

En cualquier caso, la lealtad pude ser al Estado, no al Gobierno.