• Para quienes pretenden reducir el valor de la blasfemia…
  • El problema del pecado no es quién ofende sino a quién ofende.
  • Pero el Gran Wyoming no puede saberlo: no lee al Gran Lope, que este sí que era grande.
"Ofensas hechas a Dios, sólo Dios las satisface". Esos versos son demasiado buenos para ser míos. Se trata de una poesía sobre la despedida de Cristo y Santa María y fueron escritos, en horas 24, por el gran Lope de Vega (en la imagen). Aquí tienen la genial poesía, completa. Mejor explicación de la Redención del hombre que 100 tratados de teología, esa redención que culminó ayer lunes, con el domingo de la Ascensión o el pasado domingo 4, Pentecostés. Lope os explica que el pecado del hombre no es terrible por la penuria del ofensor sino por la calidad del ofendido: que ofensas hechas a Dios sólo Dios las satisface. Y así: "No se dirá por el hombre que quien hace que tal pague, pues que Vos pagáis por él, el precio de vuestra sangre". Además, los versos apuntan a una de las claves de la sociedad moderna: ¿Por qué al hombre del siglo XXI le cuesta tanto arrepentirse?  La respuesta es: porque ha perdido el sentido del pecado, la inmensidad, no del mal, sino de nuestra maldad. Por eso se hizo necesaria la redención, pues... ofensas hechas a Dios, sólo Dios las satisface. Nos preguntamos por qué los primeros cristianos se convertían en masa, así como las gentes de la edad antigua, media y moderna y hasta el triunfo del modernismo, durante la primera mitad del siglo XX, cuando se inicia el fin de ciclo. Pues muy sencillo, porque la evangelización operaba sobre un sentido del pecado, del propio pecado, que ellos ya tenían. Hasta llegar a la herejía de las herejías, el modernismo, con su carga de relativismo, panteísmo, panespiritualismo y otras horteradas, el hombre se sabía pecador. Por tanto, cuando alguien le hablaba de arrepentimiento sabía de qué le hablaban. Ahora no. Recuerden a Pablo VI: el pecado del siglo XX es la falta de sentido del pecado. Y esto acaba en el grandísimo intelectual José Miguel Monzon, o Gran Wyoming, quien el pasado lunes se jactaba, en La Sexta, de una blasfemia contra una cofradía católica ("No es para tanto") o ponía como ejemplo a los daneses, que han suprimido el delito de blasfemia contra las religiones. Es decir, contra el cristianismo, que es de lo que hablamos. Ofensa hecha a Dios sólo Dios la satisface. Por ejemplo, muriendo en la cruz que es de lo que se burlaba el anticofrade majadero de Jaén. Eulogio López eulogio@hispanidad.com