La crisis más profunda de la Iglesia consistirá en la supresión de la Eucaristía... a cargo de la propia jerarquía.

El Obispado de Barcelona que lidera el cardenal arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Juan José Omella, asegura que no piensa cerrar parroquias (sólo 10), tras difundirse un estudio, como contamos en Hispanidad, sino agruparlas en 48 comunidades pastorales.

A mí no me importa rectificar y lo hago. Publicamos que se iban a cerrar 160 parroquias y se nos dice que no, que se trata de una reagrupación.

Lo único que los curas deben administrar son los sacramentos

Pues con todo respeto, lo mismo me da que me da lo mismo. El efecto es tremendamente similar: se reducen párrocos, que no templos. Pues muy mal también. Eso significa que al laico se lo ponen más difícil para seguir la vida de adoración, así como los sacramentos. También significa que se protestantizan la Iglesia. Vayan ustedes a Londres o a Berlín y contemplarán una iglesia de piedra, algunas de las cuales abren los domingos a las 15,00 horas… y vuelven a cerrar.

Omella expone la excusa favorita de los políticos: la decisión aún no está tomada. Al parecer no, no está tomada, pero sí analizada.

También se nos dice en el clero catalán, de donde, por cierto, surgió la noticia, que la culpa la tiene la secularización. Pues mire usted, precisamente por eso, los curas no deben dedicarse a la labor especial (esto, los laicos lo hacen mucho mejor) sino a administrar sacramentos.

Como en la pandemia, donde Omella se apresuró, como otros obispos españoles a cerrar los templos. Cuando tienes que reducir aforos multiplica las Eucaristías.

Además, el templo no sólo sirve para la Eucaristía, también sirve para adorar al Santísimo y para la meditación.

Se lo ponen más difícil al feligrés, se suprimen Eucaristías, se cierra alguna que otra parroquia y se reducen los tiempos de sacramento y de adoración

¡Qué no Monseñor, que no cuela! Al final, aunque finalmente decida no cerrar Iglesias, está cerrando sagrarios, que es lo mismo pero peor. 

Y sí: no olviden que la crisis más profunda de la Iglesia consistirá en la supresión de la Eucaristía... a cargo de la propia jerarquía, por razones de salud y de seguridad. Por ejemplo, para evitar profanaciones.