En verano saltaron todas las alarmas en Santander España: en sólo seis meses, la morosidad había pasado del 6,19% al 7,02%, muy por encima de la media del sector, que por entonces se situó en el 5,35%, su nivel más bajo desde 2010. Lo más preocupante, no obstante, era que, mientras la media global marcaba una tendencia bajista, la del Santander se había disparado, y el culpable no fue el Popular.

Había que corregir la tendencia cuanto antes y eso es, precisamente, lo que consiguió la entidad bajo la dirección de Rami Aboukhair. El esfuerzo, sin embargo, sólo ha logrado reducir la morosidad -a diciembre de 2019- hasta el 6,9%, todavía muy por encima de la media del sector, que en noviembre se situó en el 5%.

La comparación con la morosidad total el grupo tampoco anima demasiado: 6,9% frente al 3,3%.

No solo eso, Santander España es el banco del Ibex con la morosidad más elevada a pesar de vender, durante el año, activos improductivos por valor de 1.000 millones de euros. El ranking lo completan Bankia, que cerró 2019 con el 5% (desde el 6,5% de 2018), Sabadell (4,6%), BBVA (4,4%), Caixabank (3,6%) y Bankinter (1,5%).

En definitiva, la tendencia se ha corregido, pero el descenso se antoja lento. Llegados a este punto, no podemos pasar por alto un detalle muy significativo: el Santander aplica un interés del 18% a sus tarjetas revolving. No es del 25%, considerado abusivo en alguna sentencia judicial, pero sí suficientemente elevado como para poner en riesgo el pago puntual por parte del cliente.