La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, nos abrasa a impuestos...
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha destacado que España fue el país donde la presión fiscal registró un mayor incremento durante 2020 como consecuencia principalmente del desplome del PIB registrado a causa de la pandemia de Covid.
La relación entre el peso de los impuestos y contribuciones a la Seguridad Social con el tamaño de la economía aumentó en el caso de España en 1,9 puntos porcentuales, la mayor subida entre los 38 países miembros de la OCDE. Y la causa fue que el país "experimentó la mayor caída del PIB nominal y una menor caída de los ingresos fiscales nominales".
De este modo, en 2020 la presión fiscal de España se situó en el 36,6%, frente al 34,7% del año 2019, superando así la media del 33,5% en la OCDE, donde el peso de los impuestos aumentó una décima respecto del año precedente.
Desde el año 2000, la presión fiscal en España ha aumentado en 3,6 puntos porcentuales, lo que supone seis veces más que el aumento del 0,6% observado en promedio entre las economías de la OCDE.
A pesar de superar la media de la OCDE, España se situó en decimocuarta posición entre los 36 países de la organización cuyos datos estaban disponibles, cuando en 2019 ocupaba el puesto vigésimo.
Tomando como referencia el ejercicio 2019, la OCDE estima que el mayor peso en los ingresos fiscales del país correspondió a las contribuciones a la Seguridad Social, con un 35,3%, frente a la media del 25,9% de la OCDE, mientras que los impuestos sobre la renta de las personas físicas supusieron el 22,7%, frente al 23,5% de media en la organización. En el caso del impuesto de sociedades, el peso de este tributo en la recaudación fiscal de España fue del 6%, frente al 9,6% de media de la OCDE. Mientras que la contribución de los impuestos sobre la propiedad en España representó el 7,1% de los ingresos, frente al 5,5% de la media en la OCDE. De su lado, la aportación del IVA se situó en el 18,7% en España, por debajo del 20,3% de la organización internacional y el peso de los demás impuestos sobre el consumo fue del 10,2%, frente al 12,3% de la media de la OCDE.
En 2020 la presión fiscal de España se situó en el 36,6%, frente al 34,7% del año 2019, superando así la media del 33,5% en la OCDE
Hispanidad ya ha explicado que una cosa es la ‘presión fiscal’ y otra el ‘esfuerzo fiscal’.
En concreto, la presión fiscal es el porcentaje obtenido del cociente entre la recaudación fiscal obtenida y el PIB. Es decir, el porcentaje que pagamos todos los españoles en impuestos sobre el PIB. En España este indicador fue del 35,4% en 2018, según los datos de Eurostat, colocándose a 4,9 puntos de la media de la Unión Europea (40,3%) y a 6,3 puntos de la media de la eurozona (41,7%). De esta forma, la presión fiscal española ocupa el décimo quinto puesto dentro de la UE (en un ranking que lidera Francia, con un 48,4%, y cierra Irlanda, con un 23%), siendo la undécima más baja de la UE y la octava más baja de la zona euro. Asimismo, también está en la décimo quinta posición de la OCDE (organización formada por 37 países).
Sin embargo, cosa bien distinta sucede con el esfuerzo fiscal, es decir, con el porcentaje obtenido del cociente entre la presión fiscal y el PIB per cápita, que refleja mucho mejor qué nivel de impuestos pagan los ciudadanos. En concreto, este indicador está en el 15,137% en España, según el índice Frank (elaborado por el economista estadounidense Henry J. Frank), siendo el cuarto más alto del mundo, sólo por detrás de Grecia, Portugal e Italia, entre los países de la OCDE. Y si se tiene en cuenta el índice Bird (propuesto por el economista Richard Bird), nuestro país tiene un 13,418%, siendo el quinto más elevado de la OCDE, tras Grecia, Portugal, Italia y Francia.
¿Y ahora qué, María Jesús Montero?