A tenor de los datos de la Seguridad Social y la incapacidad del ministro para cuadrar las cuentas, lo que él mismo acaba de reconocer, a José Luis Escrivá no le vendría nada mal apuntarse a la cátedra sobre pensiones que acaban de impulsar el IESE y Paramés.

Denominada como Cátedra Cobas AM sobre Ahorro y Pensiones, tendrá como titular el profesor de Economía del IESE Javier Díaz-Giménez.

Escucha, José Luis: la cátedra fomentará el intercambio de conocimientos entre empresas, gobiernos y académicos, estudiará el sistema de pensiones en España y su comparación con otros sistemas existentes, las reformas fiscales precisas para la sostenibilidad a largo plazo del sistema, la responsabilidad empresarial de las entidades necesarias para impulsar el cambio, y las herramientas de previsión social individual orientadas a la jubilación.

Ademas, la nueva cátedra permitirá divulgar la previsión social complementaria, "tratando de promover un modelo mixto de capitalización y de reparto"; profundizar en el análisis de datos históricos a través de big data que permita "dar visibilidad a los planteamientos teóricos planteados", o desarrollar herramientas de cálculo que permitan estimar el ahorro necesario en función de las necesidades particulares en el momento de jubilación.

Hay que recordar que los PGE contemplan una subida de las pensiones del 8,5%, en pleno frenazo económico, compromiso adquirido por el Gobierno tras recuperar la vinculación del incremento a la evolución del IPC, y que la nómina mensual (y son 14 pagas) de las pensiones contributivas supera ya los 10.000 millones de euros y esto supone que el gasto se eleva hasta el 11,8% del PIB.

Lo que no dice nunca Escrivá es que son recurrentes los sucesivos rescates y préstamos que el Estado para asegurar la viabilidad del sistema de la Seguridad Social. Por ejemplo, en el techo de gasto de los propios Presupuestos se incluyó una trasferencias extraordinaria de casi 20.000 millones que, además, supuso un incremento del 8% respecto a la cifra del ejercicio anterior.

 

La inflación acorrala a la FED y el BCE irá detrás

Powell

 

Parece que a Jerome Powell no le va a quedar otra opción que, en su próxima reunión de noviembre, la Reserva Federal suba por cuarta vez consecutiva, los tipos de interés en 75 puntos básicos.

La inflación se ha situado en septiembre en el 8,2% en tasa interanual, frente al 8,3% de agosto y al 8,1% anticipado por el mercado. Pero lo que más preocupa a Powell ha sido el dato del IPC subyacente, que excluye la energía y los alimentos frescos, y que se ha situado en el 6,6%, en tasa interanual, un dato que empeora el del mes de julio y el consenso de los expertos que esperaba el 6,5%. Se trata del mayor crecimiento en 12 meses desde agosto de 1982. En tasa mensual, el IPC subyacente ha subido un 0,6% en septiembre, al igual que en agosto. El mercado había descontado un alza del 0,5%.

Desde la Fed aseguran que continuarán con el endurecimiento monetario hasta que vean una desaceleración de la inflación, algo que, de momento, no está sucediendo.

Y los pasos de la Reserva Federal los va a seguir, no hay lugar a dudas, el BCE. Quizá difiera en la cuantía del incremento, pero lo que está claro es que seguirá con la política iniciada en julio pasado.

La entidad que preside Lagarde aprecia signos de contracción económica en la Eurozona con el telón de fondo del frenazo de Alemania. Y es que el Gobierno de Olaf Scholz ya da por hecho que la primera potencia económica europea sufrirá una recesión en 2023. Su Producto Interior Bruto retrocederá un 0,4%, y la inflación repuntará hasta el 7%. Esto, evidentemente, tendrá un impacto negativo sobre la Eurozona.