La amortización de acciones es otra manera de aumentar el beneficio por acción, pero no implica la mejora del negocio puramente bancario
Comparar el presente ejercicio con 2020 tiene cierto riesgo, porque el año de la pandemia fue desastroso, también para los bancos españoles, que destinaron cerca de 20.000 millones de euros a provisiones por el riesgo de futuros impagos. Los márgenes se fueron al traste y el beneficio, también.
Hasta el más pesimista imaginó que 2021 sería mejor que 2020, como así ha sido, a pesar del Gobierno. Las cuentas anuales que presenten los bancos a finales de enero y principios de febrero, también lo serán, pero no se fíen, porque pueden esconder una falsa sensación de recuperación del negocio bancario, algo improbable mientras el BCE no suba los tipos de interés o, en su defecto, reduzca la compra de deuda.
Prepárense, pues, para unos resultados ‘históricos’, como diría cualquier ministro (o ministra). Lo hemos visto durante el año, con un aumento significativo del margen neto de los tres principales bancos españoles. Hasta septiembre, el Santander registró un crecimiento del 17% en España, el BBVA, del 9,2% y Caixabank, del 20,9%.
Beneficio disparado, margen de explotación por las nubes y rentabilidad superior a la exigida por el BCE… nadie diría que el negocio bancario, en realidad, no marcha. Pero es así, y los resultados de 2021 serán engañosos
Con esos antecedentes, y a la espera del cuarto trimestre, las entidades son optimistas y esperan poder presumir de rentabilidad tras cerrar el ejercicio. En esta línea, el consenso de mercado sitúa el Rote de Caixabank en el 16,6%, el del Santander en el 11,1% y el del BBVA en el 10,2%.
Beneficio disparado, margen de explotación por las nubes y rentabilidad superior a la exigida por el BCE… nadie diría que el negocio bancario, en realidad, no marcha. Pero es así, y los resultados de 2021 serán engañosos porque los beneficios serán de record, sí, pero gracias, principalmente, a la liberación de provisiones. Unas provisiones que, por cierto, podrían hacer falta si se dispara la morosidad, como algunos prevén, a partir del segundo trimestre de 2022.
La otra herramienta a la que han recurrido las entidades como nunca antes lo habían hecho son los ERE. Así, los bancos comenzarán 2022, atención, con 19.000 empleados menos, que se dice pronto. Es el mayor ajuste de la historia y supondrá un ahorro muy considerable, pero no se puede fundamentar el futuro del negocio en los recortes. Además, cuantos más ajustes, peor servicio al cliente. Pero esa es otra historia.