Parece que las entidades financieras se hayan puesto de acuerdo en la presentación de resultados del tercer trimestre, ya que hoy lo hacen las dos entidades catalanas, Caixabank  y Banc Sabadell. He dicho catalanas, que no residentes en Cataluña ya que, a pesar de la reciente campaña de los nacional-separatistas del gobierno del Sr. Torra, que ha pretendido embarrar a las entidades financieras catalanas en la supuesta retirada de fondos de las administraciones centrales, en las fechas infaustas del pasado octubre de 2017. Hoy cuando inicio la lectura de la publicación de Caixabank la veo fechada en Valencia.

Ciñéndonos a los aspectos puramente económicos, las cuentas de la entidad presidida por Jordi Gual (en la imagen) han venido precedidas de la comunicación el 20 de septiembre del hecho relevante de la venta de su participación en Repsol, un 1,91% por la liquidación de los dos contratos de permuta de renta variable antes de finales de septiembre y el resto 4,75%, antes del primer trimestre de 2019, en bolsa. En su epígrafe de la cuenta de resultados veremos el impacto.

Caixabank todavía necesitará mayores esfuerzos en recursos propios

Con esta premisa que ahora veremos en su epígrafe correspondiente, el resultado neto de la entidad 1.768 millones de euros (M€) se ha visto incrementado en un 18,8% respecto al obtenido en 2017, ejercicio en el que se registraron impactos extraordinarios negativos asociados a prejubilaciones y saneamiento de exposiciones en la Sareb, y positivos, derivados de negocios con BPI y Cecabank.

Entrando en detalles, el margen de intereses 3.671M€, ha crecido un 3,4%, debido principalmente a la incorporación en el pasado ejercicio de BPI y las ligeras mejoras en la rentabilidad de la financiación minorista.

El margen bruto ha crecido un 6,3% y se ha situado en 6.901M€, claramente impulsado por el crecimiento de los resultados de las entidades participadas, +48,8%, y ligeros crecimientos en las comisiones netas +3,8% y en los ingresos por contratos de seguros +18,2%. Los gastos de administración y amortizaciones comienzan a mostrar un crecimiento moderado una vez superados los momentos de fusiones y prejubilaciones, con un crecimiento del 3,7% (3.466M€), por lo que el margen de explotación se sitúa en los 3.424M€ un 12,7% más que en 2017.

Las participadas aportan mucho, solo que en breve habrá una participada menos

Las perdidas por deterioros de activos financieros se han reducido, en lo que llevamos de ejercicio, en 608M€ respecto al anterior, por la liberación de provisiones, según la entidad debido a la mejora en la recuperabilidad de la deuda. Sin embargo, no hacen referencia a las provisiones recuperadas por la venta de los activos inmobiliarios para evitar la nueva normativa del BdE. En otras provisiones también se han registrado en este ejercicio 473M€ menos que en 2017 ya que en este ejercicio se recogieron, aún, extraordinarios por prejubilaciones y saneamientos de exposiciones de la Sareb. Por fin, en la partida de ganancias y pérdidas en baja de activos, que presenta un saldo de -477M€ (en 2017 281M€), se ha recogido los -453M€ de la venta de la participación en Repsol, el 4.75% que resta por vender hasta 2019 se ha reclasificado en aplicación de la IFRS9 y las oscilaciones se registrarán en patrimonio.

Acabaremos con algunos de los ratios principales que nos acabarán de dar una idea de la situación de la entidad. Así el ratio de morosidad ha bajado en 0,9% y se sitúa en un 5,1% con un 54% de cobertura de los riesgos dudosos que ascienden a 12.116M€ (-2.189M€ respecto a 2017). Un LTD del 104% (-4%) y 76.079M€ de activos líquidos.

La consolidación del portugués BCI se deja notar, y no poco

En solvencia, el ratio CET1 fully loaded al final de semestre es 11,4% y en el anterior ejercicio era 11,7%. La previsión es que con la desinversión en Repsol vuelva a elevarlo al 11,7%, ¿quizás era esta la intención de esta operación?

Pese a la aparente tranquilidad política en Cataluña, producto de la aplicación del artículo 155 de la Constitución, no se dan las condiciones para el desarrollo normal de una actividad financiera, en especial cuando desde el gobierno de la comunidad se están poniendo “palos en las ruedas” de las dos principales entidades y se están potenciando a otras infinitamente más pequeñas, pero ideológicamente afines y que colaboran con la causa independentista. Es hora de que se cese en estas actitudes o el daño reputacional acabará haciendo daño al resto del sistema.