• Juan Alfaro le sustituye en la presidencia de la compañía pública, Viene de la SEITT y parece un buen gestor.
  • Berta Barrero, la polémica directora general de Operaciones y mano derecha de Vázquez, también está en línea de salida.
  • Se prevé la vuelta de dos históricos de Renfe marginados por Vázquez: Francisco Minayo y Alberto García.
  • El ministro De la Serna, mientras, se apoya mucho en Gómez-Pomar desde que está al frente de Fomento.
Tras mucho tiempo cuestionado, Pablo Vázquez (en la imagen) ha sido cesado como presidente de Renfe. El Gobierno llamó a las cosas por su nombre y corrigió a Expansión, que al principio habló de abandono para pasar a ser director general del Colegio Universitario de Estudios Financieros (Cunef). Y dos son los motivos principales del cese: Berta Barrero y Antonio Aguilar. Vayamos por partes. En primer lugar, ya hay sustituto para Vázquez y es Juan Alfaro, que hasta ahora era director general de la Sociedad Estatal de Infraestructuras del Transporte Terrestre (SEITT), la cual preside Manuel Niño, un histórico de Fomento. Se da la casualidad de que Alfaro fue un estrecho colaborador de Juan Bravo, que desde hace dos semanas es presidente de Adif, cuando ambos coincidieron en el Ayuntamiento de Madrid. Esto es muy bueno, pues ahora son las dos caras del ferrocarril en España. Antes de la SEITT, Alfaro fue director general de la Oficina de Colaboración Público Privada del citado consistorio y consejero de varias empresas públicas madrileñas. Segundo aspecto. Berta Barrero, la polémica directora general de Operaciones de Renfe y mano derecha de Vázquez, está en línea de salida. De hecho, este viernes ni siquiera ha aparecido por la oficina. Recuerden que junto a Vázquez ha ejercido un desastre de gestión en lo que a recursos humanos se refiere, rodeándose de gente del entorno socialista que habían sido nefastos gestores. La llegada a Renfe de Barrero, con quien Vázquez ya había trabajado en Ineco, fue el origen de las desavenencias con el Gobierno. La entonces titular de Fomento, Ana Pastor, le reprochó el nombramiento, pues Barrero ya había trabajado en Renfe con el PSOE y fue destituida por el PP, cuando Julio Gómez-Pomar presidía el operador. Eso sí, el último gran cabreo del Ejecutivo y que ha sido la gota que ha colmado el vaso tuvo lugar en septiembre, cuando Barrero destituyó a Antonio Aguilar como director de Mercancías y le sustituyó por el socialista Abelardo Carrillo. Aguilar es amigo de la vice, Soraya Sáenz de Santamaría, y del exministro de Sanidad y candidato del PP a lehendakari en las últimas elecciones vascas, Alfonso Alonso. Destitución que también cabreó a Ana Pastor y a Rafael Catalá, entonces titular de Fomento en funciones. Ahora se prevé la vuelta de dos históricos de Renfe marginados por Vázquez: Francisco Minayo y Alberto García. El primero fue destituido como director general de Operaciones al ser nombrada Barrero para tal puesto y el segundo, dimitió como director de Viajeros al no estar conforme con el cambio. Además, el pasado julio, Vázquez relevó a Hector Izquierdo como auditor interno, cargo que sigue vacante, según el organigrama. El cese de Pablo Vázquez llega en un buen momento para Renfe, tras solucionarse los dos grandes líos: hay más plazo de entrega y pago de algunos sobrecostes en el AVE La Meca-Medina y se ha adjudicado el macropedido de trenes AVE a Talgo. Además, Renfe presentará beneficios por segundo año consecutivo. En el entretanto, en sus primeras semanas como ministro de Fomento, Íñigo De la Serna, se está apoyando mucho en Gómez-Pomar, secretario de Estado de Infraestructuras (de hecho, este último ha viajado esta semana a Rusia para ver si se puede exportar o hacer algo allí con el AVE). Ambos tienen una buena relación que se remonta a los tiempos en que eran el alcalde de Santander y el presidente de Renfe, respectivamente. Mientras que con Vázquez había cero química: De la Serna ni siquiera le ha recibido. Cristina Martín cristina@hispanidad.com