Religión en Libertad ha traducido un artículo aparecido en ‘Tempi’ sobre la eutanasia en Holanda.

Es escalofriante: en 2002, cuando se legalizó la eutanasia en Holanda, la solicitaron 1.882 personas; la cifra aumentó en 2017 a 6.585. En 2017 se suicidaron 1.900 holandeses y a 32.000 personas se les aceleró la muerte mediante la utilización de una sedación terminal muy anticipada. Conclusión: más de una cuarta parte de las muertes en Holanda en 2017 (casi 150.000) fueron inducidas.

El artículo cuenta anécdotas de la frivolidad con que ya se trata el tema en el país ‘orange’. Por ejemplo, un médico que llegó a la cabecera del hombre al que tenía que matar, se encontró ante 35 personas "que estaban bebiendo, gritando y riéndose. Había mucho ruido y pensé : 'Muy bien, ¿y ahora cómo lo hago?'. Gracias a Dios, el hombre que tenía que morir sabía exactamente qué hacer y de repente dijo: 'Muy bien, chicos' y todos le entendieron. Se callaron, sacaron a los niños de la habitación y le puse la inyección".

También relata el camino de Holanda hacia la eutanasia: inicialmente reservada para los mayores de edad, pero ahora se ha ampliado también a los niños. En Holanda, las peticiones de eutanasia las pueden hacer menores de edad, en algunos casos con el consentimiento de los padres (entre los 12 y 16 años inclusive) y sin el consentimiento, aunque participando en la decisión final (entre los 16 y 17 años).

Y también narra las razones económicas que hay detrás: pues es un servicio sanitario básico cubierto por la prima mensual que cada ciudadano holandés paga a su aseguradora. Es un negocio muy lucrativo.

Cuando en Holanda la eutanasia fue autorizada para los niños menores de doce años, el 3 de septiembre de 2004, Mons. Elio sgreccia, vicepresidente de la Academia pontificia para la vida, publicó en  Vatican.va  una reflexión que merece la pena recordar: “Ahora, con este último acuerdo médico-jurídico, en Holanda se traspasa un límite hasta hoy prohibido incluso para la experimentación clínica”.

“Es fácil notar que ha funcionado la ley del ‘plano inclinado', según la cual, una vez que se admite la legitimidad de la muerte infligida por compasión a un adulto consciente que lo solicite de forma explícita, repetida y documentada, se da un nuevo paso alargando la aplicación también a los jóvenes, a los adolescentes con el consentimiento de los padres o de los tutores, y, por último, a los niños, incluidos los recién nacidos, obviamente sin su consentimiento. Es fácil prever, asimismo, que el deslizamiento por el plano inclinado de la eutanasia proseguirá durante los próximos años hasta incluir a los pacientes adultos considerados incapaces de solicitar el consentimiento, como por ejemplo los enfermos mentales o los individuos en coma persistente o en estado vegetativo”.  

Casi todo ello se ha cumplido. Por ejemplo, en Holanda se aplicó la eutanasia a más de 400 personas sin su consentimiento.

Recordemos también que en el Reino Unido, a los niños Charlie Gard y Alfie Evans se les aplicó la eutanasia contra la voluntad de sus padres, que reclamaban poder dar a sus hijos tratamientos para salvar sus vidas.

Por este ‘plano inclinado’ nos quiere meter el actual Gobierno social-comunista de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias…