Consejo de Ministros del viernes 20. En Barcelona, Enric Milló escenifica en paralelo, el Consejo del 155, que, por una vez, tiene algo que reseñar. Han echado a dos no muy altos cargos de la Generalitat por independentistas. La verdad es que tenían que haber echado, no a los pececillos, sino a los tiburones del separatismo. Por ejemplo, TV3.

Pero la España rota no acaba ahí. Empieza y termina en el comunicado de ETA donde anuncia su liquidación, con ese lenguaje doble, exquisitamente soberbio, como corresponde.

Y con la disolución de ETA nos hemos olvidado de Alsasua

Y en esas llega nuestro hombre, Íñigo Méndez de Vigo, ministro de portavoz, en sus ratos libres dedicado a la educación, y se pone solemne: “No ha habido, ni habrá contrapartidas para ETA”. Su espectro ubicado en su aura, zona parietal derecha, añadió: “Al menos por esta semana”. Pero apenas se le oyó en la sala de prensa del Complejo Moncloa. Además, lo peor fue lo que subrayó en voz aún más numinosa: “Contrapartidas a ETA no, pero al PNV es otra cosa”. El espectro de Méndez de Vigo es un poco canalla.

Pero anda cargado de razón, Rajoy suspira por los cinco votos del PNV para los Presupuestos y estos están dispuestos a vendérselo muy caro, con la chulería made in PNV. Y Mariano cede, y seguirá cediendo. Por ejemplo, con medidas de clemencia con los presos, acercamiento a cárceles del País Vasco, mirar hacia otro lado cuando se produzcan incidentes como los de la manada.

El Gobierno, como el PP: en descomposición

Al parecer no caemos en la cuenta de que a los padres del PNV les salieron hijos batasunos y entonces llegó ETA: De la misma manera que a los padres convergentes les han salido  chicos de la CUP, que son pacifistas, ergo agresivos y violentos y la arman de continuo.

Así que Mariano Rajoy, al que le gusta vivir en Moncloa, no ofrecerá, ni hoy ni mañana, contrapartidas a ETA. ¿Por qué iba a hacerlo? Ahora bien, el PNV es otra cosa, porque al PNV sí le necesita para seguir en Moncloa.

Y así, ni hay ni habrá contrapartidas para ETA. Por lo menos, hasta pasado mañana.

El PNV vende ventajas para ETA a cambio del apoyo parlamentario. Es una mera cuestión de simpatía con los hijos malos. E insisto, la historia del nacionalismo vasco se puede resumir así: a los padres del PNV les salieron hijos batasunos. Que es, no lo olvidemos, lo mismo que está ocurriendo en Cataluña: padres convergentes, hijos de la CUP. Y a los hijos se les riñe pero siempre se les protege.

Por cierto, con la disolución de ETA nos hemos olvidado de Alsasua. No parece que la coincidencia temporal resulte baladí. La manada de Alsasua es la nueva ETA sin asesinos: sólo cobardes, violentos y embusteros.

Mientras, en Cataluña, los del 155 cesan a dos personajes de segunda fila, el separatismo duro (por ejemplo TV3), ni se toca

Y todo lo anterior no es ajeno a esto: el propio Gobierno pepero, como todo el universo del Partido Popular, está en descomposición. Ha renunciado a sus valores, que eran valores cristianos. El aznarismo por cobardía, el marianismo porque se ha habituado a los tiempos. Hasta se nos ha vuelto socialdemócrata. Y entonces es cuando Méndez de Vigo se ve obligado a hacer equilibrios en el alambre diciendo que no hay contradicción entre Cristóbal Montoro y la Guardia Civil, aunque el juez Pablo Llarena piense lo contrario. 

Otro acuerdo del Consejo de Ministros. Consagra la defensa de los taxistas frente a los UBER y Cabify con la muy no liberal medida de mantener el 30 a 1. Es decir, 30 taxis por un vehículo VTC (Vehículo de Transporte con Conductor). Sí, no será muy liberal, pero los UBER están produciendo proletarios y a algunos nos gustan más los pequeños propietarios, como son, o deberían ser, los taxistas.