A estas alturas del relato -como dicen los horteras- Dolores de Cospedal debe estar arrepentida de apoyar la permanencia de Cristina Cifuentes al frente de la Comunidad de Madrid, apoyo que le ha valido un distanciamiento (con Rajoy no puede haber enfrentamiento directo) respecto a el presidente del Gobierno.

Traducido: si el PP me abandona me las pagará

Y es que la acosada Cifuentes, la que solicita el apoyo constante del PP, ha decidido llevar a la Fiscalía, directamente, la Ciudad de la Justicia d Madrid, que es tanto como llevar a la Fiscalía a Esperanza Aguirre y a todo el PP madrileño. Al parecer, Cifuentes quiere a sus compañeros de partido en prisión, de la misma forma que quería al director del colegio Juan Pablo II en la cárcel por no seguir su política pro lobby gay.

La crisis no ha servido para el necesario rearme ideológico del PP. Antes al contrario…

Cifuentes no se percata de que quien a hierro mata a hierro muere. Toda su vida política ha consistido en palabra al adversario y masacrar al compañero. Ahora no puede pretender que, cuando el adversario le quiere fulminar, sus agraviados compañeros den la vida por ella. Así que hasta tomado la muy clemente actitud de morir matando. Es la vial imagen de la descomposición del PP?

Y a todo esto ¿la sangría del Partido Popular puede servir para su rearme ideológico? Antes al contrario. Nadie en el PP se preocupa de volver a sus principios, que eran principios cristianos. De lo que se preocupan es de apuñala al compañero de al lado para mantenerse en el poder… el tiempo que les quede.

Ahora mismo, el PP parece el Ejército de Pancho Villa pero en guerra civil. Han olvidado que el español puede votar a cualquier partido político por estrafalario que sea, pero no tolera un partido dividido.