No puedo imaginarme el porqué pero, según la atmósfera dominante, la culpa de la guerra comercial la tiene Donald Trump. Es más, Europa apoya a la tiranía china contra la democracia norteamericana… quizás porque Europa está en decadencia.  

Los titulares de los informativos de TV de la noche del martes 25 de septiembre caminaban en la misma dirección: Trump la arma gorda en la ONU con un discurso antiglobalizador: ¡sacrilegio!

Los chinos se han convertido en una potencial mundial gracias a la explotación de sus trabajadores

¡Pues menos mal que pronunció dicho discurso! La globalización es un mal necesario, forzado por el avance tecnológico, pero lo cierto es que se ha concretado en una competencia mundial, no por alta tecnología, sino por los bajos salarios. Trump se opone a una mundialización que consiste en la explotación de los trabajadores. China se ha convertido en la primera potencia económica del mundo, explotando a sus trabajadores y apoyada en la mayor de las tiranías del mundo, una de las mas despiadadas. Pekín es una potencia mundial a costa de explotar a sus propios trabajadores y de permitir un apalancamiento de sus empresas, dominadas por los antiguos jerarcas comunistas, metidos ahora a superempresarios capitalistas. Y Europa aplaude este engendro liberticida.

En lo que se equivoca la Casa Blanca es con el Islam: el principal enemigo del Occidente cristiano es el sunismo árabe, no el chiísmo iraní

Por eso, Trump, menos mal, denuncia esa globalización y pone fronteras comerciales: es la forma de que el trabajador norteamericano no se vea obligado a competir en la globalización de la miseria, la que compite recortando salarios y, en el caso europeo, además, subiendo impuestos.

Donde creo que se equivoca la Casa Blanca es con el Islam. En su discurso ante la ONU, Donald Trump arremetió contra Irán. Es verdad que el orgullo norteamericano aún está herido por la crisis de los rehenes, pero no lo es menos que el peligro para el Occidente cristiano, por lo tanto libre, no radica en el chiísmo iraní, sino en sunismo árabe, en el wahabismo y el salafismo, mucho más fanáticos que los chiítas.

Y en lo que tampoco se equivoca es en la lucha contra las cortes penales internacionales y otros instrumentos NOM

Por lo demás, Trump se opone a las cortes penales internacionales y a otros mecanismos mundialistas. No me extraña nada, yo también: son los aquelarres del Nuevo Orden Mundial (NOM) donde opera el nuevo decálogo progresista, una mezcla de panteísmo, ecologismo, animalismo y, naturalmente, ideología de género.