Abengoa ha pasado por muchas cosas, con o sin suspense, pero no por la normalización en bolsa, como prueban jornadas como este lunes, en el que las acciones A se han disparado un 32%, hasta 0,032 euros -nivel que no veía desde febrero- mientras las B, que sólo se negocian al cierre, un 3%. Siguen en los 0,01 euros desde abril.

Tras la falta de acuerdo con los acreedores y con los bonistas que impugnaron el plan de reestructuración, nada nuevo se cierne sobre el valor, ni para darle vuelo ni para hundirlo, lo que prueba, en jornadas como hoy, haberse convertido -ya lo era- en un valor estrictamente especulativo.

Tiene la Junta de Accionistas por delante, el día 25, con un orden del día sin más color que la ratificación de Josep Piqué como consejero. El resto tiene poca chicha -está dentro de lo habitual en estas asambleas, como la aprobación de cuentas o las retribuciones-, incluso la delegación al Consejo para aumentar el capital con emisión de nuevas acciones.

Abengoa se ha convertido en un valor estrictamente especulativo

Quiere decir esto, que tiene poco fundamento cualquier movimiento entre accionistas, como apuntan algunos rumores, ni en cambios de gobierno, ni en la vuelta de viejos fantasmas. Ocurre en todas las empresas que, como Abengoa, dependen del new money puesto por acreedores.

El acuerdo con bonistas y acreedores será posible, como ocurre en estos casos -a una prórroga puede suceder otra-, entre otras cosas por lo demoledor que sería lo contrario: el concurso.

Urquijo hace sus deberes, mientras, en lo que puede, con operaciones de calado como la venta de Atlantica Yield a Algonquin -con el que ha sellado una alianza, además, que le abre una importante vía de negocio que agiliza la continuidad de la yieldco en su preferencia por Abengoa- o, cuando proceda, la otra gran desinversión pendiente, la planta de cogeneración mexicana AT3 o Tercer Tren. Ya están liberados los fondos necesarios para terminarla. Y a eso se unen los contratos que siga sumando a su cartera.

Todo eso, en fin, es lo que quedó claro en la última reunión del Consejo, celebrado a mediados de mayo, con el comunicado a la CNMV, el día 31, en el que confirmaba que sigue el suspense para compensar a los bonistas.